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Cuando el calor aprieta

Indudablemente la cerveza es la reina del verano, pero no debemos despreciar los vinos... y sus combinados, ¿por qué no? Seamos irreverentes.

el 01 jul 2011 / 09:01 h.

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La sangría es una de las bebidas más suculentas y refrescantes en esta época estival.

¿Por qué sólo se bebe rebujito en la Feria? ¿Por qué la sangría ha quedado relegada a bebida de guiris que se comen un arroz en paella a las siete de la tarde en el barrio Santa Cruz? Hay vida más allá de la Cruzcampo, ese rubio elixir que muchos talibanes sevillanos de la cerveza veneran como la ambrosía del Olimpo, despreciando cualquier otra marca. Es cierto que hace años el tinto de verano se ha erigido como la alternativa a la cerveza, es como una sangría de urgencia y sin aditivos, vino y gaseosa, blanca, de limón o naranja. Sabido es que cualquier vinatero de más allá de Sierra Morena considera una herejía aliñar el tinto con refrescantes burbujas, pero no hay que ser extremo, o acaso la ginebra, el ron, incluso el whisky, ¿no deben su subsistencia a los combinados? Todo tiene su momento y su ocasión, y el vino adecuado.


Si la mezcla de Manzanilla de Sanlúcar con hielo y refresco de soda es buena en Feria, que lo es, puede ser una buena alternativa para acompañar esos cartuchos de pescado frito de las noches veraniegas. Asimismo podemos disfrutar de una gran sangría, refrescante y frutal si empleamos buenos ingredientes en sus justas proporciones, y para muestra, aquí va mi receta, que no es la mejor ni la peor pero no es mala, las proporciones se pueden adecuar a gusto del consumidor:


Estará más o menos bueno, pero la diversión está asegurada. Además de todo ello no debemos renunciar a los buenos vinos, el verano es el momento de blancos, en toda su rica gama de zonas españolas, la uva de moda verdejo, los ricos albariños de Galicia, nuestros vinos del Aljarafe, el Condado de Huelva y la costa de Cádiz, un buen Somontano y, por supuesto, los vinos de aguja, blancos y rosados, del Penedés, o incluso los portugueses, un buen vinho verde, magnífico para pescados y mariscos. También es el momento de los rosados, grandes vinos con cierta mala reputación, son vinos muy versátiles, que se pueden beber fríos y ofrecen también una amplísima gama para acompañar carnes, pescados, arroces y pastas. Y los recalcitrantes del tinto no deben renunciar a ellos, esos maceraciones carbónicas y cosecheros que se pueden beber fríos, o incluso crianzas y reservas para las noches de parrillas. Disfruten del vino también en verano y no tengan miedo de combinarlos, al fin y al cabo el verano es tiempo de transgresión y de un toque de locura.

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