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"Cuando hay crisis, la mujer se pinta los labios de rojo y usa sombreros"

el 11 feb 2012 / 22:41 h.

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Al cacereño Felipe Vivas los talleres de costura familiares le han servido de inspiración para poner en marcha Tolentino, una firma de tocados y sombreros que ha recibido el aplauso internacional en el mundo de la moda y que sueña con seguir creciendo más allá de nuestras fronteras. Los Ángeles, Milán o París son algunas de las ciudades donde se pueden encontrar sus productos.
-Su madre, modista. Su abuelo, sastre. La vinculación con la moda le viene de cuna.
-Me he dedicado al arte toda mi vida. Estudié Bellas Artes y después me fui a Nueva York, donde trabajé en Sport Ilustrated. Conocí a Manuel y volví aquí, donde seguí volcado en el arte, siempre con la moda como leit-motiv. Habiendo tenido un abuelo sastre y una madre modista siempre tuve vinculación con ella, aunque la rechazaba al principio por ser lo familiar. Con el apoyo de Manuel decidí volcarme en la moda y para ello me fui a Londres y a París para formarme.

-¿Cuándo decidió montar la firma?

-Hace cinco años. La crisis ya comenzaba a verse venir. Ha sido muy importante la aceptación de la crítica internacional, que se ha puesto de nuestra parte. Hemos recibido el apoyo, por ejemplo, de Anya Caliendo, la diseñadora de sombreros de Channel, entre otras. El reconocimiento de los grandes de la sombrerería nos ha catapultado con rapidez, pero somos jóvenes y está muy bien.

-¿Por qué optó por el mundo de la sombrerería y el tocado?
-Es la parte más creativa de la moda. La moda es la base, la columna vertebral, pero el tocado es el capitel, al igual que el sombrero, el estilismo de lo que llevas en la cabeza. Me permite ser muy creativo e introducir temas de mis cuadros. Antes trabajaba el pan de oro tratado al ácido y lo he llevado a algunas creaciones. Hice cursos en alta sombrerería. Todas las piezas están elaboradas concienzudamente -se hacen aquí de manera manufacturada- e investigamos en nuevas tendencias. Esto se aprende de la escuela inglesa, que da muy buena formación en hormado. Se toman conocimientos de muchos lugares, en cada uno se aprende algo distinto. Manuel es el que hace las hormas y yo me dedico a la parte creativa. Empecé a hacer cosas para go-gós en Ibiza y me dijeron que por qué no tiraba hacia adelante. Mi primera profesora fue Ana de la Guerra.

-¿Cómo se dio a conocer?
-Nos ayudaron dos empresarias sevillanas, Alicia y Luz, de Capote. A Carlos Telmo le encantó nuestro proyecto y organizamos la presentación. Doble Erre nos respaldó para acudir a Andalucía de Moda, donde presentamos la colección Black and Black, muy futurista, basada en la película Metrópolis. Abogamos por que si queremos que la moda andaluza triunfe fuera se haga un espectáculo en la pasarela.

-¿Cuál es el perfil del cliente que usa sus diseños?
-Son particulares de nivel alto y también vendemos a tiendas como mayoristas en las ferias a las que asistimos. Nos va muy bien con las clientas que atendemos personalmente, pero nos volcamos tanto con cada una que el tiempo no deja de estar limitado. Para crecer es necesario llegar al público por otras vías, como los puntos de venta con los que cerramos acuerdos en las ferias.

-¿En qué ciudades del mundo pueden verse sus tocados?
-Hay tiendas que los venden en ciudades como Los Ángeles, París, Milán o Brujas y en países como Indonesia o Kazajstán. En Italia y los países centroeuropeos hay gran tradición sombrerera, aunque cada sitio tiene su gusto. El arte es fundamental para que nuestro mercado crezca. Lo ideal no es que una infanta lleve una de tus creaciones, sino que se mezcle con otras obras de arte, como en una perfomance en un centro cultural donde el tocado sea el protagonista.

-¿La crisis les afecta?

-No. De hecho, siempre hemos crecido. En todos los momentos de crisis de la historia la mujer se ha pintado los labios más rojos y ha usado sombreros. Esto se debe a que son dos cosas que llaman tanto la atención que pueden permitirse gastar menos en ropa. Pasa en todo el mundo. La high society ha tenido siempre uno o varios diseñadores de referencia. Ahora hay más competencia pero hay muchos que no hacen diseño. No es alta costura. La sombrerería es seria, conlleva un proceso importante, no se trata de pegar botones con una pistola de silicona.

-En Sevilla los tocados han supuesto todo un boom en los últimos años. ¿A qué se debe?
-Sevilla es el centro neurálgico. En Andalucía la mujer es muy guapa y se atreve más porque está acostumbrada a ponerse flores y peinetas en la cabeza. En otros sitios, como en Cáceres, antes era impensable, aunque ahora comienzan a usarlos. Los diseñadores de fuera me recuerdan siempre la suerte que tengo por trabajar en Sevilla. De todos modos, se ha extendido a otras ciudades andaluzas y españolas.

-La generalización del uso del tocado en celebraciones en Andalucía ha hecho que prolifere su venta en tiendas chinas. ¿Es de algún modo su competencia?
-No, pero hay que tener mucho cuidado con las copias. En la última feria a la que acudimos vinieron dos asiáticas pidiéndonos 100 modelos distintos y eso no nos dio buena espina. Alguna vez se ha producido por parte de otros compañeros del sector, aunque que sirvas de inspiración a alguien no es malo. Se trata de un mundo en el que se puede inventar, aunque siempre hay una referencia, como Stephen Jones, que es el referente, o Philip Treacy. Nosotros tenemos la norma de no copiar a nadie, trabajar sin ver nada, aunque hay que tener en cuenta las modas. Por ejemplo, una cuestión que va a afectar a las futuras tendencias es la prohibición de tocados y pamelas de más de diez centímetros en Ascott. Se reducirán los tamaños, aunque se había convertido en un circo, y lo que hacemos es serio.

-¿Hay más firmas que se dediquen a esta actividad en la ciudad o son únicos?
-Hay bastantes porque ha habido un boom, pero nos respetamos muchísimo. Por ejemplo, están Cherubina y Patricia Bufuna, pero no son competencia, porque tenemos estilos distintos. De hecho, tenemos muy buena relación y nos mandamos clientes de unos a otros.

-¿Dónde mira ahora?
-Queremos seguir con la expansión internacional. La idea es abrir mercado en EEUU y Europa, porque en el resto de América y Asia se incrementa mucho el coste de transporte y ahí es más complicado llegar.

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