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«Cuando te enamoras de forma insana, no eres consciente»

La malagueña, Diana Navarro, actuará el miércoles 26 de este mes en el Teatro de la Maestranza junto a la Orquesta Sinfónica del Aljarafe, dirigida por Pedro Vázquez.

el 16 feb 2014 / 09:23 h.

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Está emocionada por actuar en Sevilla y, sobre todo, por hacerlo  en el Teatro de la Maestranza, templo de la lírica donde demostrará que, con su garganta privilegiada, es capaz de todo. Diana Navarro, gran artista y mujer muy generosa, ofrecerá ahí un amplio repertorio -seleccionado de sus cinco álbumes- entre el que se encontrarán desde piezas de zarzuela a sus inseparables temas propios (como la popular Sola), amén de algunas de las coplas que más le hacen sentir. Y es que la malagueña -cuya última producción discográfica fue, la pasada Navidad, La esencia-, se confiesa una apasionada de su profesión y una estudiosa de todos los estilos que caen en sus manos, lo que le ha permitido abrir caminos y ampliar un registro que casi no conoce límites. Y si no, a las pruebas nos remitimos… ¿Se atreve, musicalmente, con todo? Es que me gusta mucho cantar y no quiero ponerme barreras. Mi osadía me lleva a enfrentarme con lo que sea. Son muchas horas de investigación pero merece la pena. Los japoneses nos copian con lo que, ¿por qué querer ser suecos cuando en Andalucía tenemos tanto? Soy una folclórica electrónica. ¿Ya ha preparado el vestuario que usará? Claro. Es el de la gira. Salgo con un vestido maravilloso de Pepe Botella que sacamos en la sesión de Género chica y luego voy variando en función del día. Tengo modelos de Dolce Gabbana, Iván Campaña… 15501319 ¿Le provoca algo especial nuestra ciudad? ¡Muchísimo! ¡Adoro Sevilla! Tengo pendiente venirme a vivir dos o tres meses y lo haré alguna vez en la vida. Cuando actué en el Lope de Vega la primera vez me dieron una ovación que no olvidaré jamás. Algo entregaría a cambio seguro… Me doy toda. Para lo bueno y para lo malo. Y en lo personal, como me he casado conmigo, me gusto mucho (risas). Adopto a todo el mundo supongo que llevada por mi vena materna. Además soy muy perfeccionista. ¿El matrimonio lo descarta?       No pero tendría que ser con alguien generoso. Se casaría con dos: la persona y la artista. En el lote no hay separación. ¿Son muy diferentes las dos? La artista sin la persona no sería nada. Cuando me di cuenta que no me había moldeado como ser humano, empecé sobre ello. Había tocado fondo y tuve que hacer un repaso de lo que me hacía feliz e infeliz. Es injusto echarle la culpa a los demás a pesar de que sean nocivos quienes mienten y engañan. Pero terminamos «enganchados» de ellos… Es que le damos poder con nuestra inseguridad. Te hacen sentir que no eres nadie y te lo terminas creyendo. Pasa cuando te enamoras de forma insana pero no eres consciente. Por mucho que das, menos recibes. Pero sigues ahí… Estoy componiendo en torno a eso porque he transformado mi dolor en mi herramienta.  ¿Cómo es el amor «sano»? Es entrega, generosidad… Sin recibir nada. Cuando hay amor es un espejo. ¿Es de las que piensan que ser artista impide mantener relaciones normales? No. A mí no me ha pasado. Adquieres más responsabilidades pero yo me he sentido bien. Como de diario tampoco me conocen demasiado… Me reconocen después pero a mi gente lo que le importa es la persona. Soy muy confiada, para bien o para mal, y no quiero dejar de serlo. Si se me acerca alguien entiendo que es porque quiere conocerme a mí. ¿Cómo le gustan los hombres? Que estén bien (risas). Me enamoro de la persona pero es necesaria la química, algo que te lleve más allá de lo racional. Y luego que sea sincero y transparente. Bastantes mentiras he pasado ya. He aprendido a ni juzgar ni suponer sin preguntar.  ¿Se ve de mamá? Ahora mismo, no. Me he dado cuenta de que tenía que cuidar de mí. No quiero tener un hijo y no estar a la altura ni transmitirle ninguna frustración. Tengo cuatro sobrinos que me alimentan el alma (risas). Pero sí estoy segura que sería buena madre…  ¿Y la imagen? ¿La cuida? Estoy en plena forma haciendo un plan de seis meses pare endurecerme, tonificar y estar sana. Pesaba 80 kilos y me quedé en 60 y eso hay que trabajarlo. He cumplido 35 y quiero estar bien. Hago Pilates, boxeo y corro según las indicaciones de mi entrenador, Ángel Merchan, de Home Wellness Madrid. En Málaga suelo ir a un sitio que se llama Imagen 10 donde me hacen unos tratamientos maravillosos. ¿Se atrevería con el botox? No sé. Me parece bien porque soy de las que piensan que «prohibido prohibir» pero creo que paraliza la cara, ¿no? (risas). ¿Lectora? Poco. Lo que sí suelo es ver películas y musicales. Es evidente que es buena persona pero también que, de los buenos, suelen aprovecharse… Puede ser. Pero las responsabilidades son al 50 por ciento. El victimismo no me va. Si se han aprovechado de mí, ojalá que hayan tenido un beneficio. No pido más. Lo que no voy es a cambiar y dejar de ser como soy. Me gustaría que me vieran, como decía Marifé, como una amiga o una buena persona. Nada más… y nada menos.

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