Inma López solo lleva dos meses trabajando como cajera de supermercado, pero ya ha vivido la pesadilla número uno de su gremio: un atraco a mano armada. Sucedió ayer en el Carrefour Express de la calle Amador de los Ríos, y el incidente se saldó con cuatro detenidos gracias a la reacción de un empleado y la rápida actuación de la Policía Local, así como la recuperación del botín, que ascendía a 868 euros.
Pasaban las diez de la mañana cuando cuatro individuos encapuchados irrumpían en el establecimiento exigiendo el dinero de la caja. Al principio pensé que se trataba de una broma, y hasta les sonreí, recuerda la cajera. Uno se quedó en la puerta, dos entraron y uno me agarró para que abriera la caja. Le dije que no podía hacerlo, pero cuando vi la pistola hice lo que me pedían. Eran jóvenes, yo me puse de rodillas, muy nerviosa, y uno de ellos me dijo no llores, guapa, no llores.
Mientras tanto, el resto de los atracadores encontraron en el interior del supermercado a un cliente y al carnicero, José Antonio Rubio, que se hallaba preparando su puesto en ese momento. Yo también creía que era de cachondeo, hasta que me tiraron en el suelo, como al cliente, y me pusieron la pistola en el pecho. No te vayas a mover de ahí, me dijeron, recuerda. Según la policía, los detenidos M. T. V., de 27 años; D. C. B., de 24; F. J. C. B, de 21; y R. A. C. E., de 19 portaban también un hacha.
Una cuarta persona, uno de los encargados del establecimiento llamado Manuel, logró encerrarse en su despacho alertado por los gritos, pero al parecer los atracadores lograron abrirla a patadas y amenazaron con pegarle un tiro si no les daba el dinero. El encargado accedió, y la suma de su aportación y la de la caja ascendió a los mencionados 868 euros.
Apenas era el cambio que teníamos, porque a esa hora no hay mucho más dinero, explicaba horas después el gerente de la empresa, Francisco Rojo. Llevamos poco tiempo abiertos, pero nunca nos había pasado nada más grave que el típico ladrón de chocolatinas, ni nos consta que haya antecedentes en la zona. No podíamos sospechar que nos ocurriera algo así, ni siquera hemos visto a merodeadores ni a gente rara, agregó.
Una vez obtenido el magro botín, los cuatro atracadores se dieron a la fuga, dividiéndose por parejas en sendas calles aledañas. José Antonio, el carnicero, salió corriendo tras ellos, desarmado, sin pararse a considerar el peligro que pidiera suponer para su vida. A mí tampoco me había pasado nunca nada parecido, y mira que llevo un montón de años dedicándome a esto, comentaba a El Correo de Andalucía después de prestar declaración en las dependencias policiales. ¿Miedo? Para nada. Solo un pequeño tirón en la pierna, a causa de la carrera, añadió.
Aunque los alrededores del Carrefour se hallaban muy tranquilos a esa hora la vecina cervecería Camas no abriría hasta el mediodía, la persecución de José Antonio Rubio, sumada a la llamada de un particular al Servicio de Emergencias del 112 alertando de los hechos, permitió que la Policía Local practicara las detenciones. Dos minutos tardaron, fueron muy rápidos, aseguró el carnicero.
Hasta una vecina que estaba sacando a su perro lo soltó, y el animal fue tras ellos, concluía Inma López, quien siguió cumpliendo con su trabajo y atendiendo a los clientes el resto de la jornada, al igual que José Antonio Rubio y el resto de la plantilla, sin perder el buen humor a pesar del sobresalto.
