La huelga general del 29M , la más temprana hecha nunca a un presidente del Gobierno en la España de la democracia, convoca a millones de trabajadores a un paro de 24 horas contra las medidas económicas de ajuste aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy , fundamentalmente la reforma laboral.
El documento ha sido el primer encargo para la ministra andaluza Fátima Báñez, que se enfrenta con esta contestada medida a uno de los mayores desafíos de los ministros del gabinete Rajoy. Puede salir reforzada si la huelga pincha, puede quemarse si la contestación en la calle es contundente o incluso se convierte en un enrocamiento de la conflictividad social.
Los líderes sindicales Toxo y Méndez dudaron a la hora de convocar la huelga general: los sectores más contestatarios de una España en ebullición reclamaban que el paro general llegara antes. Sin embargo, han preferido una estrategia in crescendo para no repetir los resultados parciales de la huelga de 2010, la efectuada a los recortes de Zapatero. Saben que los sindicatos, con una afiliación muy baja en España y sometidos a ataques y campañas contundentes por los partidarios de la reforma laboral, entrarán en la pendiente del desgaste si fracasan.
