Local

Cuchillo al ojo

el 18 nov 2010 / 11:51 h.

TAGS:

La industria norteamericana del cómic estuvo prácticamente dominada por las dos grandes majors (DC y Marvel) hasta principios de los 90, cuando creadores de ambas compañías fundaron Image. Este movimiento separatista dio origen a la aparición de una miríada de pequeñas editoriales que quisieron ver en la formación de dicha editorial un cambio en el estatus quo de las hasta entonces todopoderosas DC y Marvel. Así verían la luz editoriales como Dark Horse (que pronto contaría con pesos pesados como Frank Miller, Will Eisner o John Byrne) y otras muchas en las que la libertad era la máxima... nada de restricciones a la hora de contar historias, nada de perder los derechos de tus creaciones...

Bajo este panorama nacía en 1995, y en la hoy extinta Albatross Studio, El Bruto, arrancando con unos tímidos tres números que servían a Powell como un excelente vehículo introductorio en la ya masificada industria comiquera estadounidense.
El Bruto es un cómic de muy difícil clasificación. La trama principal, muy disuelta a lo largo de toda la colección, sigue las andanzas de Goon (Bruto), un matón de armas tomar que, acompañado por su inseparable y psicópata compañero Frankie, mantiene a raya al barrio por el que se mueve. Hasta ahí todo parecería normal, un cómic noir de tres al cuarto, si no fuera porque al final de dicho barrio, en Lonely Street, reside el Párroco Zombie que, con su ejército de muertos vivientes lleva pretendiendo desde siempre hacerse con el control de la zona protegida por Goon. Si a eso le añadimos un humor negro como el carbón y un elenco de secundarios de lo más patético, obtenemos una de las colecciones con más garra y sentido del humor actualmente publicada que, en su paso a Dark Horse, adquiere todo el empaque que venía pidiendo desde un principio, consiguiendo Powell el Eisner al mejor número unitario y la nominación en otras tres categorías.

Pero no se crean que todo en El Bruto es humor salvaje, zombis y desvergüenza ya que, como bien demuestra Powell en el tomo que hoy nos ocupa (y en muchos momentos más de la colección), es capaz de combinar su más llamativo rasgo con la introspección que se deriva de una dramática historia de amor, un pasado turbulento o, por qué no, la combinación de ambos a la hora de arrojar luz definitiva sobre dos de los grandes misterios que ha rodeado al personaje desde su primera aparición: ¿cómo se deformó nuestro héroe la cara? y, más importante aún, ¿qué pasó en Chinatown? La respuesta, en un volumen unitario autoconclusivo que se eleva como lo mejor que Powell ha escrito y dibujado sobre el personaje. Y eso, amigos, es decir bastante.

Edita Norma en un libro rústica de 136 páginas por 14 euros.

  • 1