I. Campanario / C. Campos
Y al tercer día, llegó la reacción. Los proveedores de mercancías optaron, visto que no termina de llegar la solución al paro, por solicitar la intervención de las fuerzas de seguridad para garantizar el abastecimiento de alimentos. La necesidad pudo más que el miedo a los piquetes y se vieron los primeros camiones escoltados.
Los camiones cisterna cargados de carburante rompieron el hielo y, los primeros trailers de compañías de distribución de alimentos y otros productos básicos se atrevieron a salir a la carretera, pero eso sí, acompañados de escolta. Y es que el temor a la actuación de los piquetes, ubicados estratégicamente en los puntos de entrada y salida de polígonos industriales y logísticos, llevaron a muchos conductores a no mover sus vehículos desde el domingo.
Sin embargo, ya van tres días de paro en los que el suministro, en el mejor de los casos, ha llegado a sus destinos con cuentagotas -y, muchos, camuflados en furgonetas de pequeño tonelaje- y los estantes de los establecimientos empiezan a ofrecer una imagen desangelada. Por esta razón, un porcentaje "muy elevado" de la plantilla de Guardia Civil y Policía Nacional en Andalucía está volcado en el paro del transporte, en labores de escolta y de control de los piquetes.
"Se está atendiendo a todos los proveedores que solicitan escolta policial o de la Guardia Civil", precisaron ayer fuentes de la Delegación del Gobierno, que señalaron que carburantes, alimentación en general y productos sanitarios son los sectores que están recibiendo este apoyo.
Las grandes distribuidoras como Mercadona y Carrefour centran el interés de los piquetes. Aunque ambas se aprovisionaron a conciencia la semana pasada, el reparto de productos empieza a ser necesario, reconocieron ayer fuentes de ambos grupos.
"Con mayor o menor dificultad seguimos suministrando", precisaron desde Mercadona, donde sufre los efectos de un piquete en su plataforma logística en Huévar, "pasa lo mismo en otras zonas como La Campiña o La Isla". Desde Carrefour, reseñaron que el plan de contingencia diseñado pasaba por "no tener que repartir ni lunes ni martes", pero en los estantes de algunos establecimientos comienzan a resentirse productos perecederos y frescos.
La situación en los comercios más pequeños de la capital no es aún alarmante. "Por ahora tengo de todo, aunque si el paro se prolonga durante tres o cuatro días va a costar trabajo mantener los estantes llenos", señalaba ayer el frutero Diego Salado. En cuanto a los productos más complicados de conseguir destacó "los tomates, lechugas y pimientos, porque no se pueden meter en cámaras frigoríficas y almacenarse como las manzanas o las naranjas que, si lo hacen, se agotarán mucho más tarde", añadió.
Nicolás, también frutero, trabaja para una cooperativa como franquicia, y no ha tenido hasta ahora problemas con el abastecimiento. En cualquier caso, apuntó que si el paro se alarga en el tiempo "va a costar al menos una semana para llegar a la normalidad, porque los camiones tendrán que ir a recoger los productos en origen y luego tendrán que distribuirlos".
Entre los consumidores opiniones para todos los gustos. "No entiendo la psicosis que se ha montado, al final estamos provocando el desabastecimiento nosotros mismos con tanta compra", indicaba ayer una usuaria de la pescadería de Mercedes Maldonado. La tendera, por su parte, aseguró que las ventas de pescado en su comercio han caído hasta en un 50%, "porque la gente piensa que no tenemos de nada y no es cierto, sigue habiendo género, aunque en su mayor parte congelado, eso sí".
Para Cristina, de Ecofrutas, destaca "la falta de fresas y cerezas, que en esta época se venden mucho, así como de tomates y pimientos".
