Sobrevolar por el Océano Atlántico y pasar por el triángulo de las Bermudas implica siempre un riesgo en cualquier aventura de ficción. Tomamos la acción en tercera persona del piloto y protagonista de este videojuego, William A.Grey. Después del mamporrazo típico por pasar por donde uno no debe, se encuentra inmerso en una aventura que se desarrolla en una dimensión extraña llamada El Vacío. Allí tendrá que luchar contra unos alienígenas, los Observadores, que planean la original y novedosa idea de hacerse con el control de la Tierra. ¡Ya les vale! Una inestimable ayuda llega de la resistencia habitante en la isla, llamados los supervivientes, y que reciben a Will como agua de mayo para ser espoleados en su cometido de no ser eliminados de la faz de la Tierra.
A diferencia de otros juegos, Dark Void rompe con el sentido normal y lineal, aportando verticalidad en la acciones con el jetpack con el que carga el protagonista. Los gamer más jovenes, tendrán que armarse de valor y paciencia para dedicarle tiempo y maneras, para poder controlar el propulsor. El agotamiento en la teórica y en la práctica hace creer que el juego está basado en cómo controlar este artefacto creado por el Da Vinci del siglo XX, Nikola Tesla, y no en cómo liberar al mundo de la invasión de los alienígenas.
Un shooter aéreo y un brazo capaz de tumbar a todo bicho viviente son las armas para avanzar por las plataformas. Demasiado fácil teniendo en cuenta que nuestra atención está dirigida a dominar el potro salvaje del jetpack. Pero los combates desde el aire dan una perspectiva diferente y es el plus de este juego.
El celofán con el que está envuelto musicalmente la aventura es una delicia, gracias a Bear McCreary. Toda una garantía.
El retraso en su lanzamiento para intentar in extremis mejorar su jugabilidad en un género tan explotado como es la acción en tercera persona, y la no incorporación el multijugador online ha hecho que el juego no entre en el mercado como Capcom hubiera querido.
