David Sánchez gesticula durante un entrenamiento. Foto: Bernardo Ruiz.
David Sánchez asumió el reto de la permanencia del Écija Balompié con el único aval de la esperanza. El técnico astigitano ha dirigido desde su debut ante el filial del Granada ocho compromisos ligueros, en los que sus discípulos se han embolsado 8 puntos, repartidos en dos triunfos, dos igualadas y cuatro derrotas. El plantel de San Pablo aún continúa en zona de descenso a Tercera División, aunque sus números son aptos para aspirar a un objetivo remoto en el mes de diciembre.
Sánchez se bautizó en la jornada 17, en la que el conjunto de José Herrainz era vicecolista con 11 puntos, a 3 de la salvación directa y a 2 del play-out, entonces delimitado por el Almería B. Desde entonces, el once azulino promedia un botín por fecha, un balance que no ha propiciado su abandono de las catacumbas, aunque los registros del preparador de Las Naciones son más decentes que los de sus antecesores, José Ángel Garrido y José Manuel Borja.
Garrido inició la campaña a las órdenes del escuadrón azulino, que con el ex del Pozoblanco en el banquillo sumó 2 unidades en 6 jornadas, unas provisiones que reportaron 0,33 por comparecencia. En caso de haber mantenido aquella espiral de rendimiento, el Écija hubiera cerrado el torneo con sólo 12 puntos en su casillero, lógicamente a una distancia sideral de su propósito inicial. Con José Manuel Borja en la dirección, las estadísticas viraron hacia una tendencia positiva, aunque insuficiente. Así, con el ex del Montilla, los azulinos sumaron 6 en 9 comparecencias, un balance que certificó 0,66 de media. En la clausura del torneo hubieran figurado en la tabla 25 puntos. Con Sánchez, sin embargo, el plantel ecijano ha conseguido 8 puntos en otros tantos partidos, 1 de media. Así, y en caso de conservar la tendencia, el Écija sumaría 38 al cierre si el preparador capitalino hubiese sido el guía desde el bautizo. Con el panorama actual clausuraría la 13-14 con 33, cifra aún insuficiente.
