Según precisa la corporación municipal, su decisión no impedirá en absoluto que estas prendas puedan vestirse en la calle, para respetar la decisión de quien las lleven. La limitación en espacios públicos se toma porque entienden que tanto el burka como el niqab suponen no sólo una muestra de separación entre hombres y mujeres, sino un impedimento a la hora de identificar a quien acude a una entidad pública, con el consiguiente problema de seguridad que se deriva de esta situación excepcional.
Desde el PSOE de Málaga precisaron ayer que la medida no se ha adoptado "porque exista problema alguno de convivencia" con los más de 3.000 vecinos que profesan la religión musulmana en Coín -una comunidad creciente, apuntan-, pero sí se busca prevenir futuras confusiones administrativas. Además, confiesan que es "preocupante" ver que cada vez son más jóvenes las chicas que usan estas prendas, que son representativas de un Islam más radical, opuesto a la "integración intensa" que se busca en la provincia malagueña, la segunda con más tasa de inmigración en toda Andalucía.
Cuando se apruebe la medida -que podría contar con el apoyo del PP-, Coín se sumará a la lista de municipios que ya están imponiendo sanciones con la misma filosofía de garantizar la transparencia y normalidad en las actividades públicas. En España, el primer ayuntamiento que se decidió a dar el paso fue el de Lérida, al que se sumaron luego otros catalanes como El Vendrell o Reus (Tarragona). En Europa el debate está abierto en esto momentos, tras la norma pionera de Francia que sanciona estas prendas con 750 euros. En Italia se pueden imponer hasta 500 y unos 25 en Bélgica.