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De incidente a aventura

Los padres rebosaban alegría por la llegada de sus hijos, pero estos scouts no querían despedirse. El campamento de este año -más corto de lo habitual- ha sido toda una aventura marcada por el fuego.

el 16 sep 2009 / 06:11 h.

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Los padres rebosaban alegría por la llegada de sus hijos, pero estos scouts no querían despedirse. El campamento de este año -más corto de lo habitual- ha sido toda una aventura marcada por el fuego. Y es que un centenar de jóvenes de los grupos scouts 8 Triana y III Aljarafe tuvieron que ser desalojados el pasado martes tras registrarse un incendio en la Serranía de Cuenca, en el término municipal de Poyatos. 135 personas, entre ellas una veintena de adultos, tuvieron que ser evacuados a Cuenca.

Rebeca, de 10 años, fue una de las jóvenes que estaban haciendo senderismo cuando se propagó el incendio forestal. Su grupo tardó media hora en reunirse con el resto, "pero todo estaba controlado, nos fuimos a un pueblo a 80 kilómetros", cuenta. "Todo iba bien hasta que llegó el fuego y nos tuvimos que ir, pero la visita al museo de la Ciencia y las casas colgantes de Cuenca también nos gustó mucho. No nos queríamos ir del campamento, pero nos dijeron que el fuego estaba cerca", narra Rebeca, disgustada por tener que acortar su viaje, que debió terminar el día 31.

"El propietario de la finca donde nos alojamos vive de ella y de su tienda de alimentación. Nos da mucha pena lo sucedido, sobre todo, por la gente de la zona", lamenta Manuel Irissou, uno de los monitores, quien, irónicamente, planteó que la próxima acampada fuese en Galicia, sin saber que allí también ha sido evacuado un campamento por riesgo de inundación. "Vaya, entre el fuego y el agua quieren acabar con los scouts", bromeó. "Algunos lloraron, pero no por miedo, sino porque no se querían ir", cuenta.

Lo más duro, afirma, fue el día después al desalojo. "Quince monitores y siete miembros de protección civil tuvimos que recoger todo el campamento en dos horas, cuando siempre tardamos cinco. Los helicópteros sobrevolaban encima y se veía el humo". Finalmente, pudieron recogerlo todo. En la mañana de ayer algunas madres revolvían dos grandes bolsas de ropa buscando chalecos de sus hijos. La prisa hizo que todo lo que no estaba en su sitio fuera a parar allí.

Una carretera cortada, además, complicó la evacuación de otro grupo, que llegó tres horas más tarde que el resto a Cuenca.

"Los más pequeños pasaron un poco de miedo, pero nosotros no porque nos dijeron que el fuego no se acercaría. Fue una pena", afirma Rocío Stiegel, que en agosto cumplirá 15 años. Desde los ocho años no se pierde un campamento y asegura que repetirá el próximo verano.

Esperanza Gallardo, una de las madres, defendió que la tranquilidad imperó porque estuvieron informados "en todo momento". "Nadie -dice- se puso especialmente nervioso ni quiso ir a Cuenca a la desesperada". "Ha sido una aventura para ellos, más que un incidente". En eso coinciden los jóvenes, que ayer no querían despedirse. De hecho, han vuelto a quedar este domingo, a las 9.00, en el Alamillo.

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