Deportes

De presos a liberados

El Sevilla recibió un baño en la primera parte y tiró de orgullo en la segunda con diez jugadores.

el 08 may 2010 / 22:18 h.

Álvarez formó con su dibujo habitual.

Estaba claro de antemano que el Barcelona iba a tener la pelota, y más que el Sevilla, tiene mejores y más jugadores para ello. Pero lo que no se esperaba es que este axioma se cumpliera de forma tan brutalmente aplastante de inicio.

En la primera parte sólo jugó el Barcelona, los sevillistas corrían como pollos sin cabeza tras los blaugranas y, para colmo, cuando por milagrosa casualidad caía le pelota a un jugador de blanco, tardaba apenas unos segundos en perderla. El Sevilla, para intentar no dar espacio a la espalda de la defensa a los extremos azulgrana, defendía muy atrás, por lo que le costaba un mundo conectar con sus alas y con sus futbolistas de ataque en zona peligrosa.

En la segunda parte intentó el equipo sevillista ocupar más espacios, salir de la cueva, y eso le costó varias contras casi decisivas. Pero no estuvo contundente el Barça, que sí hizo el tercero.

Curiosamente, ya con diez, sin nada que perder y con dos goles puntuales, el equipo de Álvarez encontró lo que no tuvo en todo el partido. Gol e intensidad. En ataque y en defensa. Ese 120% necesario para jugar ante este Barcelona que además decrecía físicamente. Fue entonces cuando Zokora, sólo en la medular y sin presión, se creció y cuando Luis Fabiano y Kanouté encontraron la pelota. Se igualó el partido, no el marcador.

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