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Defensa del Jerez

Si Sevilla carecía de algo, era de localismo: siempre se consideró una ciudad abierta. Si Sevilla tuvo a lo largo de la Historia otra ciudad a la que llevara de la mano, ésa fue Jerez: las mismas casas señoriales, el mismo estilo en sus ayuntamientos renacentistas, las mismas revueltas, las ferias, los toros, el flamenco...

el 15 sep 2009 / 15:45 h.

Si Sevilla carecía de algo, era de localismo: siempre se consideró una ciudad abierta. Si Sevilla tuvo a lo largo de la Historia otra ciudad a la que llevara de la mano, ésa fue Jerez: las mismas casas señoriales, el mismo estilo en sus ayuntamientos renacentistas, las mismas revueltas, las ferias, los toros, el flamenco... y, por supuesto, el vino que, producto de aquel territorio vitivinícola, siempre fue el de Sevilla en todas sus variantes.

Pues bien; el fino o la manzanilla deberían desaparecer -al menos en las recepciones oficiales municipales o de la Diputación- para que algunos empresarios locales pudieran colocar sus caldos y -se supone- para acrecentar así la importancia de la capital de Andalucía.

Eso tendríamos que hacer, pues, aunque fuera lo contrario que hicieron siempre los grandes, Inglaterra por ejemplo. Los ingleses crearon su propia grandeza haciendo ver que tenían muchas cosas de los demás y, en los que a vinos se refiere, siempre presumieron de poder beber en su isla los de Chipre, el Malvasía de las Canarias o, naturalmente, el Jerez. Lo pregonaba, mucho antes de que los británicos llegaran al Guadalete, el Enrique IV de Shakespeare y, después, Robert L. Stevenson en La isla del tesoro o Walter Scott.

Pero ¿qué son esas minucias de unos cuantos escritores, de cuadros famosos y de cientos de películas? Dejemos de lado las relaciones seculares entre las ciudades y los territorios, no prestemos caso a la calidad acrisolada, despreciemos una imagen aunque valga más que mil palabras y sea conocida en el mundo y sometámonos a las reglas locales y alegres del compadreo. Olvidemos, incluso, que Lebrija, que forma parte del marco de la denominación de origen, es sevillana: se lo tiene merecido por traidora.

Antonio Zoido es escritor e historiador.

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