Cofradías

Demasiadas cruces para tantos penitentes

el 18 abr 2011 / 17:41 h.

Diego de la Cruz lleva más de 20 años viviendo las particularidades de su Hermandad de los Estudiantes. Asegura haber ocupado diferentes puestos dentro de ésta, y en todos ellos "he disfrutado y aprendido. He sido diputado de tramo, costalero, nazareno y penitente, entre otras cosas".

Diego recuerda las primeras veces que salió de penitente en los Estudiantes. "Cuando tenía 15 años, salí tres años seguidos, hasta los 17. Luego continué con otras labores de la hermandad y ahora he vuelto a retomar la cruz de penitencia, desde el año pasado. Y este año repito si Dios quiere y no llueve".Este hermano de 47 años relata cómo la hermandad, hace más de 15 años, "decidió abandonar la costumbre de llevar más de una cruz por penitente. Aquello era una locura, porque teníamos que pedir cruces a otras hermandades".

Diego explica que "en realidad, la cruz es más cómoda que el cirio, al menos para mí, no quema y se lleva casi sin darnos cuenta. Lo que pasa es que hay que guardar una distancia mínima de dos metros, y al multiplicarse el número de penitentes, ya no era factible". Diego recuerda que, en sus inicios, "ya salían más de 400 penitentes. Ahora seremos unos 600, más o menos".Diego asegura que el camino con varias cruces se hacía pesado porque "teníamos un palio que pesaba mucho y paraba demasiado, lo que multiplicaba el cansancio de los penitentes que a veces llevaban seis o siete cruces".

Además, por un asunto eminentemente práctico, Diego explica la dificultad que había "en subir más de 500 cruces desde el sótano a la sacristía, por una escalera de caracol", una actividad bastante complicada para la que "teníamos que buscar a treinta niños que nos ayudaran, toda una odisea". Diego tiene pocas anécdotas que contar porque "cuando se hace la estación de penitencia no se trata de divertirse, sino de ser consciente del momento para mantener el recogimiento".

En la eterna discusión sobre si es prudente salir o no cuando se prevén momentos de agua, Diego tiene mucho que opinar: "Me molesta cuando se decide no salir porque luego sólo caen tres gotas. Da pena por los chavales que están ilusionados". A la vez, el penitente reflexiona y asegura entender, en el fondo, estas decisiones. "El Cristo de la Buena Muerte pertenece a la Universidad de Sevilla, una institución centenaria que no permitiría que se estropeara la imagen. Una lluvia imprevista puede ocasionar daños irreparables".

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