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Denuncia a un ginecólogo por olvidarse una gasa quirúrgica en una vagina

el 18 ene 2010 / 15:05 h.

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Una mujer de San Fernando (Cádiz) ha denunciado al ginecólogo que intervino en su parto por dejarse olvidada una gasa quirúrgica durante 53 días.

El Defensor del Paciente ha informado hoy en una nota de que ha sido admitida a trámite la demanda por la que se reclama responsabilidad contra el ginecólogo J.S.V. y la compañía de asistencia médica ADESLAS.

Los hechos se remontan al 16 de enero de 2009, cuando tras 37 semanas y 2 días de gestación, la demandante, una joven de 21 años y militar de profesión, dio a luz a su primer hijo en el Hospital San Rafael de Cádiz, en un parto espontáneo con episiotomía, un neonato varón que al nacer pesó 2,480 gramos.

El ginecólogo que le atendió en el parto, el doctor J.S.V. al parecer, utilizó gasas quirúrgicas en la operación, por el abundante sangrado que produjo la episiotomía.

Tras la operación, le entregó un impreso llamado "informe de continuidad de cuidados", donde se exponía como signos de alarma la posible existencia de "flujo vaginal maloliente" y le dijo que fuera a revisión.

Tres días después le dijeron que ya no tenía que volver por lo que la paciente dio por hecho que ya le habían extraído la gasa.

No obstante, y según apuntan desde el Defensor del Paciente, la joven madre comenzó a sufrir molestias y pinchazos agudos en el bajo vientre y decidió consultárselo al ginecólogo, "quien le resta importancia".

Las molestias no cesaron y la joven siguió acudiendo al ginecólogo en la Clínica San Rafael de Cádiz, refiriéndole que cuando se duchaba le olía mal la zona vaginal, sin que el doctor le prestase la menor atención.

Tras 53 días de molestias y encontrándose la mujer en Granada, acudió al Hospital Nuestra Señora de la Salud tras un intenso dolor en la vagina y una sensación de flujo vaginal maloliente acentuadísima.

La ginecóloga de guardia le hizo una serie de pruebas y le extrajo un rollo de gasas quirúrgicas podridas que tenía en el interior de la vagina, procedente del parto.

El Defensor del Paciente ha explicado que se trata de un "oblito quirúrgico" por parte del ginecólogo tocólogo, consistente en el olvido de material extraño al organismo al interior de la paciente en el momento del parto, que al parecer, fue necesario utilizar por la existencia de abundante sangrado cuando le realizaron la episiotomía.

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