Recorrió 3.500 kilómetros desde Nigeria para embarcarse en una patera y sobrevivir a un naufragio para volver a empezar. Vicent Mosses, retenido en un centro de inmigrantes de Tarifa (Cádiz) durante 40 días, fue repatriado en la madrugada de este lunes en un avión que lo devolvió directo a su país dejando en Los Palacios y Villafranca a su familia: su mujer y su hija de 3 años.
El hombre que durante cuatro meses recorrió medio continente africano para reunirse con su mujer y su hija vio frustrado al final su sueño justo el día en que se cumplía la cuarentena que el centro de inmigrantes de Tarifa podía detenerlo antes de ponerlo en libertad. De este modo, a las 5.00 horas de este lunes, un avión pagado por el Gobierno de la Nación sobrevolaba los 3.500 kilómetros que él hizo andando para colocarlo en poco menos de 10 horas en el punto de donde salió ilegalmente: la frontera de su país. Su mujer, Happy Mosses, no pudo hacer un juego de palabras con su propio nombre, que significa "feliz" en inglés. Recibió la noticia horas después de que pasara.
Su marido la telefoneó y ella sospechó lo peor al ver el número. "Ya estoy en Nigeria", le soltó como un jarro de agua fría. Se quedó tan conmocionada que apenas pudo contestarle nada. No obstante, ayer tomó el primer autobús con destino a Madrid para personarse en la Embajada de Nigeria en España y pedir auxilio.
Ella estaba esperanzada desde que el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se sensibilizó con su caso e incluso lo remitió a su homólogo en España, Enrique Múgica. Éste había prometido dos semanas atrás hacer las gestiones oportunas para conseguir la reagrupación familiar, sobre todo después de haber conocido a su hija, que había nacido en Melilla, lejos de él, tras lo que consiguió, junto a su madre, la nacionalidad española. Existía la posibilidad de una reagrupación familiar excepcional por motivos humanitarios dado el dramatismo de un hombre que había recorrido tantos miles de kilómetros y que había sobrevivido a un naufragio en patera en el que habían fallecido hasta 21 compañeros. El peligro era que el Ministerio de Trabajo e Inmigración, temeroso de crear precedentes, no contemplara excepciones, y no olvidara la forma ilegal de llegar a nuestro país. Y ocurrió.
Él declaró en su día que se aventuró a venir en patera porque no tenía conocimiento de la posibilidad de solicitar una reagrupación familiar desde su país. Si lo hubiera hecho, probablemente se la habrían concedido, pues su esposa, con trabajo, y su hija están empadronadas en Los Palacios y Villafranca.
