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Deportado por solidario

Un inmigrante mexicano indocumentado salvó la vida de un niño estadounidense de nueve años en el desierto de Arizona, aunque esto permitió que las autoridades de EEUU lo localizasen y lo deportasen después. Jesús Manuel Córdova declaró que sólo pensó en sus propios hijos cuando vio al menor solo.

el 14 sep 2009 / 20:51 h.

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Un inmigrante mexicano indocumentado salvó la vida de un niño estadounidense de nueve años en el desierto de Arizona, aunque esto permitió que las autoridades de EEUU lo localizasen y lo deportasen después.

Padre de cuatro niños, Jesús Manuel Córdova, de 26 años, declaró que sólo pensó en sus propios hijos cuando vio al menor solo y necesitado de ayuda en medio de la nada. "No lo podía dejar ahí solo, yo sabía que me podían agarrar, pero ese niño me necesitaba en ese momento", dijo.

La semana pasada, Córdova llevaba casi dos días caminando por el desierto de Arizona, a menos de ocho horas a pie de la ciudad de Tucson, cuando se encontró a Christopher Buztheitner, de 9 años, quien viajaba con su madre el día de Acción de Gracias cuando ésta perdió el control del coche que conducía y cayó por un barranco.

El niño, que vestía unos pantalones cortos a pesar del frío y caminaba junto a su perro, parecía tener sangre en las piernas, y Córdova, que no habla inglés, trató de auxiliarlo.

El menor y su madre, Dawn Alice Tomko, se encontraban de campamento cerca de la frontera con México, y al no poder hacer nada por ella Jesús Manuel decidió permanecer con el niño y protegerlo del frío con una fogata.

"Sólo hice lo que me salió del corazón, a mí me gustaría que si algún día mis hijos están en esa situación, también alguien trate de ayudarlos", agregó. Por ello, permaneció casi 14 horas con el menor hasta que un grupo de cazadores los encontraron. "Mucha gente dice que soy un héroe pero yo no me siento como uno, aunque sí me pregunto ¿cuánta gente hubiera hecho lo mismo en mi lugar?".

Jesús Manuel permaneció con el menor hasta que llegaron las autoridades, a pesar de que sabía que corría el riesgo de ser detenido por la Patrulla Fronteriza de EEUU y de ser deportado, tal y como ocurrió.

"Se quedó con él, trató de consolarle. Sin duda, le salvó la vida", dijo el alguacil del condado Santa Cruz, Tony Estrada. Una vez deportado, "lo único que me duele es que no me pude despedir de él, solamente recuerdo que me dijo "gracias" en español", recordó el inmigrante.

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