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Desahuciados por su propio hijo

Unos ancianos tienen que dejar el piso en el que han vivido 39 años.

el 25 feb 2010 / 20:59 h.

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Josefa y su marido Joaquín, saliendo de su piso.

Josefa Rueda no podía ayer reprimir las lágrimas al dejar el que ha sido su hogar durante 39 años. A sus 80 años recién cumplidos nunca se había imaginado que iba a terminar en una residencia de ancianos porque su hijo les reclama el piso en el que vivían. “El 19 de febrero fue mi cumpleaños y éste es el regalo que me ha hecho mi hijo, echarnos”, decía con la voz entrecortada.

Ella y su marido, también de 80 años y con la movilidad muy reducida, tuvieron que abandonar ayer su vivienda de la calle Torreblanca, tras la muralla de la Macarena, “como si fuéramos unos etarras, con cuatro coches de Policía Nacional en la puerta y dos de la Policía Local”. A las 10.00 horas la comisión judicial y el médico forense ya estaban allí. “En enero nos aplazaron el desalojo por el estado de mi marido, pero ahora el médico nos ha dicho que si teníamos dónde quedarnos era mejor que nos fuéramos”, explica Josefa en su nueva habitación en la que “por primera vez en 57 años que llevamos de casados vamos a dormir en camas separadas”.Ellos dicen que su hijo, el mayor de los cuatro que tuvo el matrimonio, les estafó –algo que desmintió en su día la abogada del mismo– cuando en 1971 fueron a comprar el piso. “Soy analfabeta y él puso el piso a su nombre en lugar del de su padre”. Entonces hicieron un contrato sin la presencia de un notario. “El piso valía 400.000 pesetas y yo llevaba 175.000 pesetas, el resto lo hemos ido pagando poco a poco”, señala Josefa.Años después, su hijo volvió a comprar el piso por cuatro millones de pesetas, esta vez con escrituras. “Ahora nos dice que o le pagábamos lo que vale el piso ahora o que nos fuéramos porque lo quiere vender”, dice Josefa.Ni ella ni su esposo, Joaquín Ortega, entienden la actitud de su hijo. “No sé qué le ha pasado, antes no era así, pero desde que se divorció ha cambiado. Antes me decía que donde me ponía a mi no ponía ni a sus hijos”, asegura rota. “Lo que estamos pasando no se lo deseo ni a él, nos ha roto el corazón”.

Josefa afirma que su hijo es una persona “conflictiva” y que incluso llegó a tener “un encontronazo con el padre”. “No se habla con sus hijos y nosotros no conocemos ni a sus nietos”. Pero lo que más le duele a ella es haber tenido que dejar “todos mis recuerdos atrás”.

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