Bueno, al menos hay alguien que comprende al alcalde. Mientras aquí poníamos el grito en el cielo con las dichosas catenarias y los efectos perversos del embaldosado de la Constitución, los chinos, con milenios de sabiduría a cuestas, encontraban que la obra del centro resulta "modélica" y que los sevillanos merecemos la envidia de todo entusiasta del urbanismo bien hecho. No sé si la cosa será para tanto, vistos descarrilamientos e inconvenientes diversos, pero le servirá a Monteseirín para conciliar mejor el sueño. Siempre nos quedará Shanghai.