«Desde las hermandades tenemos que profundizar en el servicio al que sufre»

El hermano mayor de la Hermandad de Escardiel de Castilblanco de los Arroyos analiza el papel de las hermandades en el seno de la Iglesia.

el 24 mar 2014 / 23:30 h.

Juan Lobo  halló las escrituras de un crucificado de Ruiz Gijón, el Cristo de los Vaqueros de la ermita de Escardiel . / J.C.Romero Juan Lobo halló las escrituras de un crucificado de Ruiz Gijón, el Cristo de los Vaqueros de la ermita de Escardiel . / J.C.Romero Casado y con dos hijos, Juan Lobo vive en Dos Hermanas, aunque sus antepasados echaron raíces en Castilblanco de los Arroyos donde hoy coordina como hermano mayor la labor de la junta de gobierno de la Hermandad de Escardiel. Esta advocación mariana ha ido en paralelo a la historia de Castilblanco a lo largo de los siglos desde los tiempos de la reconquista de los Reyes Católicos. La imagen, de las llamadas fernandinas, se venera en su ermita a cinco kilómetros del pueblo, se ideó sedente y está tallada en madera de encina. Cuentan que sería en torno a 1.247 cuando, al paso de las tropas por la vía de la Plata para conquistar Sevilla, se armó un campamento y, de este campamento se mandaría a erigir una ermita en este espacio de trasiego de caminantes para rendir culto a la Virgen. El nombre se lo dió la tierra, Escardiel, y desde entonces a ella se debe en este señero paraje serrano. ¿Qué mensaje se lanza desde una hermandad en este tiempo de crisis? Tenemos que tratar de seguir la doctrina de Jesús, y como Iglesia, hacer lo que decía él: redistribuir y equilibrar, intentar igualarnos y estar con los más débiles, que son a los que tenemos que ayudar. El papa Francisco lo recalca: la parte accesoria de la Iglesia tenemos que quitarla para centrarnos en el mensaje evangélico que es de pobreza y de estar con el que sufre. ¿Qué función tiene una hermandad dentro de la Iglesia, qué puede aportar a la ciudadanía y al conjunto de la sociedad? La función de las hermandades la dejó muy clara fray Carlos Amigo cuando hizo las normas diocesanas. Los tres pilares básicos son la formación, la caridad y el culto a sus titulares. La formación es una de las partes que más falla y de las grandes olvidadas en las hermandades. Y con esto me refiero a la formación cristiana, como parte de la Iglesia: tenemos que dar ejemplo nosotros, los primeros, de vivir como los evangelios o lo más cercano a lo que nos enseñó Jesús. La caridad es complicada en cuanto a la intendencia: organizar las cosas para poder atender mejor las necesidades y al llamado de caridad… hacerlo de una manera más profesionalizada. Y por último el fomento del culto a nuestros titulares, en nuestro caso a la Virgen, es también una parte importante. Lo demás es accesorio, sí, pero tampoco lo es tanto. Tenemos unos valores históricos, patrimoniales y culturales que es fundamental conservar y engrandecer siempre que sea posible. ¿Cuál es el papel del hermano mayor en el engranaje de una hermandad? El hermano mayor marca las líneas y al ser responsable último sufre cuando algo falla o cuando en un momento dado no se puede atender alguna cuestión. Lo principal es tener un buen equipo, tratar de estar en contacto con la Iglesia, con las entidades sociales, y estar con el pueblo para saber qué se respira. Tener un talante abierto a la crítica y a la autocrítica. ¿Están las hermandades más centradas en la exaltación de unas imágenes que en estar próximas a las personas necesitadas en estos momentos? No creo que estén más volcadas en la exaltación de unas imágenes, aunque sí falta coordinación para estar más próximos a la gente que sufre y que lo pasa mal. Tenemos que servir a las personas que lo pasan mal. Hay que profundizar desde nuestras hermandades en esta cuestión tanto como lo hacemos en nuestros titulares y en las respectivas festividades. ¿Qué se debe exigir a un hermano mayor? De sus hermanos, todo. Incluso de los devotos, en este caso de la Virgen de Escardiel, y de su pueblo. Otra cosa es que esté al alcance de él hacerlo, yo siempre estoy dispuesto. Muchas veces me dicen que son gente que no son hermanos y se acercan sólo en las fiestas y critican, y a mí es que me parece muy bien porque al fin y al cabo la Virgen de Escardiel nace del pueblo y se debe a él. No habrá hermandad ni en Castilblanco ni en otro pueblo más popular que la de la Virgen de Escardiel, por eso la gente tiene que opinar, sean hermanos o no lo sean. ¿Puede ser una imagen, en este caso la Virgen de Escardiel, una referencia para las personas que buscan respuestas en la Iglesia? Siempre recalco que es «la madre de los pobres» porque históricamente ha sido la madre de las capas populares, y a esa imagen se agarran de Escardiel. Quizá no la ven en la doctrina más profunda de la Virgen, pero hay mucha gente que sólo se acerca a la Iglesia en esos días de la celebración. No se acercan en ningún otro momento a nada que tenga que ver con la parroquia …con lo cuál ya tiene también una labor importante: atraer a las personas a la Iglesia. En ocasiones las manifestaciones de la religiosidad popular no han sido bien entendidas, incluso desde la propia Iglesia, cuando desde siglos anteriores se cuestionan las formas de celebración de la romería… Ha sido siempre un tema conflictivo porque hay una cosa muy clara en la historia de la advocación de la Virgen de Escardiel, y es que su hermandad es nacida del pueblo y eso le imprime un carácter muy particular desde siempre. En su devenir histórico ha sufrido bastante por parte de los poderes establecidos, fueran eclesiásticos o no lo fueran. Tenía una independencia importante, entre otras cosas porque su sede canónica estaba en su ermita, que era de su propiedad, y escapaba así a los controles de todos. Creo que no debe perderse el carácter popular que ha mantenido la hermandad hasta hoy adaptándose a las circunstancias gracias a su pueblo. Otra cosa es que tenga que insertarse en las reglas del juego y mantener el equilibrio. ¿Qué aspectos destacaría de la advocación de Escardiel? Desde su propio nombre, de Escardiel, empiezan un sinfín de peculiaridades. Tiene una historia riquísima desde su origen en la reconquista de Sevilla. Es de las advocaciones fernandinas quizá la más desconocida. Tenemos algunas importantísimas como la Virgen de Valme, la Virgen de los Reyes o la Virgen de Setefilla, pero Escardiel entre todas es la gran desconocida. Destaca también la vinculación de la hermandad con Francisco Ruiz Gijón, que luego se convertiría en un autor de primera fila con El Cachorro de Triana, que le hace primero su paso y después el Crucificado de los Vaqueros.

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