Deportes

Deshielo en cinco minutos

Balón de invierno, césped de invierno y horario de invierno. Cuando Nervión se estaba quedando frío, dos goles reventaron el termómetro.

el 27 oct 2014 / 09:37 h.

SEVILLA FC 14-15 En los cinco últimos minutos se pasó de la derrota al triunfo. Foto: Manuel Gómez. Cuando el estadio se estaba quedando helado porque se escapaban los tres puntos de Nervión, Denis Suárez y Carlos Bacca rompieron el termómetro y derritieron el hielo que se había instalado en las gradas del Sánchez-Pizjuán. La afición se había quedado tremendamente fría porque los de Marcelino se llevaban los tres puntos y el reloj corría ya en contra. Un par de horas antes por los alrededores del estadio se respiraba en el ambiente una buena tarde de fútbol. Los sevillistas tenían una cita con la historia que nadie quería perderse. Sin saber si saldría cara o cruz, el choque tenía todo lo necesario para que el Sánchez-Pizjuán rugiera y el sevillismo militante marcara el primer tanto del partido. El estadio estuvo caliente, muy caliente, una vez más, pero algunos aspectos del partido apuntaban varios matices relativos al invierno auguraban que el público se podía quedar helado en esta cita histórica con el Sevilla. La prórroga veraniega que está disfrutando o padeciendo, según se mire, el ciudadano sevillano chocaba con el debut esta temporada del denominado césped de invierno que implanta el Sevilla para esta época del año, así como el balón de la misma estación que obliga a usar la Liga de Fútbol Profesional, y el recién estrenado horario de invierno. Aunque estos tres elementos traen a la memoria partidos de abrigo, bufandas y castañas, la temperatura ambiente se acercaba a los 30 grados, mientras que el termómetro del sevillismo disparaba su mercurio desde horas antes en los aledaños del estadio. Las tertulias previas al partido, un ritual de la afición, denotaban ganas de fútbol y de presenciar un encuentro que podría certificar el mejor arranque liguero del Sevilla en sus 109 años de historia. Ahí es nada. El partido tenía también el aliciente, para otros sería morbo, de ver de nuevo a algunos viejos conocidos que pasaron por la disciplina del Sevilla con más pena que gloria y buscaban desquitarse con un triunfo en la que fue su casa y que tuvieron que abandonar por la puerta de atrás. El primero de ellos es Marcelino García Toral. El técnico asturiano ha encontrado su hueco en Villarreal y es feliz en el puesto de mando del submarino amarillo. Aquí también lo fue, pero se tuvo que marchar  entre lágrimas porque no supo manejar a las vacas sagradas que habitaban en el vestuario sevillista. El Sevilla le quedó grande, lo cual no menosprecia al técnico ni, quién sabe, le cierra la puerta para que pueda regresar algún día presentando una trayectoria más completa y laureada que la actual. Y_aunque respondiera con un gesto a los insultos –injustificados– que recibió desde la grada baja de Gol Norte. El hispano ruso Cheryshev también volvía después de un nefasto año en Sevilla en el que enlazó lesión tras lesión y apenas pudo jugar. Fue también injustamente  silbado por la grada del Sánchez-Pizjuán. Cuando estos dos profesionales del fútbol se estaban desquitando y casi partían para Villarreal dejando Nervión helado, Carlos Bacca y Denis Suárez provocaron que el frío, de momento, siga sin llegar a Nervión. Como en Sevilla.

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