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Detenidos dos jóvenes por el homicidio de un cura de la iglesia de El Silencio

Dos jóvenes de 19 años ingresan en prisión tras negarse a declarar ante el juez de guardia. Presuntamente acabaron con la vida de un capellán de 65 que ejercía su función en la capilla de San Antonio Abad, sede de la hermandad de El Silencio.

el 16 oct 2010 / 18:04 h.

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Inicialmente se atribuyó su muerte a causas naturales, pero la autopsia desveló que el fallecimiento había sido intencionado. El juez de guardia de Sevilla ordenó ayer el ingreso en prisión de dos jóvenes de 19 años dedicados a la prostitución homosexual, acusados del homicidio de un sacerdote de 65 años, que apareció muerto en su domicilio, en el número 26 de la céntrica calle Jesús del Gran Poder.

Los hechos se remontan a la semana pasada cuando el religioso, Ernesto Muñoz López, que durante el último año actuaba como capellán sustituto en la Real Iglesia de San Antonio Abad, sede de la hermandad de El Silencio, fue hallado muerto por el sacristán de esta corporación, quien alertado acudió a su apartamento el pasado día 6 después de que el sacerdote se ausentara esa tarde de su acostumbrado servicio eucarístico de las 20.00 horas.

Según el testimonio aportado a este periódico por el propio sacristán, Sebastián Lorite, la puerta del apartamento se hallaba abierta y al entrar en su cuarto se encontró con el cadáver del sacerdote tendido sobre la cama con el torso desnudo y cubierto con una sábana de cintura para abajo. “Me llamó la atención lo bien preparado que estaba, como si lo hubieran colocado”, asegura. Al hombre que descubrió el cadáver también le extrañó que “el carnet y una tarjetita que se había hecho él con su nombre estuvieran encima de la mesita de noche tan bien puestas”.

Aparentemente, la muerte parecía deberse a una insuficiencia respiratoria. El sacerdote tenía 65 años y además sufría una incapacidad. “Estaba operado de la próstata y de un lado de la boca, donde le habían colocado una pieza de platino”. Pero posteriormente la autopsia reveló que el fallecimiento había sido por asfixia. Las fuentes consultadas por este periódico relacionan la muerte del sacerdote con las actividades de jóvenes dedicados a la prostitución homosexual.

Don Ernesto, como se le conocía en El Silencio, presidió su última misa en la iglesia de San Antonio Abad en la tarde del martes 5 de octubre. “Lo cierto es que este hombre estaba falto de cariño. Yo le dije esa misma tarde que no se fuera tan rápido, que se quedara para tomarnos un vinito y unas aceitunitas, pero se marchó rápido porque dijo que tenía prisa”, cuenta el sacristán, que ya ha prestado declaración ante la Policía.

“El forense dijo que se trataba de un infarto, pero no me lo creí. El cadáver estaba raro”, insiste Sebastián. “La médica me dijo que llevaría muerto desde las 22.30 o las 23.00 horas de la noche del martes”, el mismo día en que ofreció su última misa.

Ernesto Muñoz López fue enterrado en la cripta de la Real Iglesia de San Antonio Abad el pasado día 8. Según relata Sebastián, uno de los hermanos del fallecido le inquirió durante el sepelio sobre si llegó a ver el móvil de su hermano. “En ese momento llamamos a su número de teléfono. Me contestó una voz de mujer, mientras que por detrás una segunda voz masculina gritaba ¡cuelga, cuelga! Al día siguiente, el número ya estaba dado de baja”.El juez de instrucción 2 ordenó ayer el ingreso en prisión de los detenidos, de nacionalidad española, acusados de delitos de homicidio y de robo, por haber sustraído objetos de valor del domicilio del fallecido.

Lo cierto es que el sacristán no recuerda echar en falta en la casa ningún objeto de valor. “Él tenía pinturas y varias obras escultóricas como una Virgen con el Niño Jesús, un crucificado... También tenía una bandeja de los Reyes Católicos que había comprado en un anticuario. Nada hacía aparentar que hubiera habido un robo”.

Los dos jóvenes implicados en el homicidio del religioso sevillano permanecen detenidos desde el pasado viernes y ayer se negaron a declarar ante el juez. Ambos pertenecen a una red de prostitución homosexual, conocidos como telechaperos. El juez ha decretado el secreto del sumario sobre las investigaciones.

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