Un padre de familia de origen rumano dirigía desde Alaquas, en Valencia, una red de 'clonación' de tarjetas a nivel internacional. La banda defraudó 6 millones de euros y tenía conexiones en América y Canadá.
Además de numeroso material incautado, 99 personas han sido detenidas en distintos puntos de España, 70 de ellos en Valencia, y otros 26 en otros nueve países europeos y en Turquía.
El jefe de la banda vivía con su esposa, también de nacionalidad rumana, y un hijo que tienen en común. Los tres llevaban una vida en apariencia normal y evitaban la ostentación para no despertar sospechas, por lo que no poseían una residencia lujosa o coches caros.
Se sospecha que, al igual que la mayoría de delincuentes rumanos organizados en bandas, acumulaba posesiones y fondos en su país de origen.
Organización. El modus operandi de la banda consistía en colocar dispositivos, como microcámaras y teclados falsos en los cajeros automáticos, con los que obtenían los números de tarjeta y los 'pin' de acceso. También podían obtener estos datos manipulando los terminales desde los que se cobraba en determinados comercios y cinco personas vinculadas a establecimientos se encuentran entre los detenidos.
Una vez con esos datos en su poder, los detenidos fabricaban tarjetas falsas en ocho laboratorios clandestinos descubiertos por la Policía, y vendían el material ya elaborado a otras bandas asentadas en España. Para asegurar el uso de las tarjetas robadas, la banda fabricaba también documentos de identidad.
En España, los detenidos operaban principalmente en la Comunidad Valenciana, además de en Cataluña, Madrid, Islas Canarias y la Costa del Sol andaluza. Asimismo, delinquían en Rumania, Italia, Alemania, Austria, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Irlanda del Norte, República Checa y Turquía.
En total se han practicado 48 registros domiciliarios en España y en el resto de países continúan realizándose detenciones.
