Era el estreno de Rafael Gordillo como presidente, pero el Betis, literalmente y como entidad, despedía (despide) fuego y cenizas, como uno de esos volcanes que se divisan desde la Preferencia del 'Heliodoro'.
Las denuncias de los futbolistas haciendo constar sus deudas en los plazos de la Ley Concursal, las trampas, sapos y culebras que siguen saliendo bajo las alfombras de Heliópolis... todo junto, en efecto, hace pensar en un panorama similar al célebre conflicto vietnamita de los años 60 y 70 del Siglo XX. Y sería así, como planteó Mel... de no ser por ese equipo del mismo Mel, el líder de la Liga Adelante: el Betis de Mel... y de Gordillo. Que no corre la banda como antes y como añora el mismo Mel, pero que debuta con un triunfo sonado.
En poco más de 30 minutos, el Betis dinamitó un partido que pudo resolver con una goleada de época: en ese mismo escenario lunar del Heliodoro donde el club de Heliópolis vivió en 1989 una de las peores humillaciones de su historia a pies del Tenerife de Rommel Fernández. Aquel desastre dio con el Betis en Segunda y sentenció a Martínez Retamero como presidente verdiblanco. Allí donde cayó Retamero, debutó Gordillo: en el mismo cargo, al timón de la sociedad llamada Real Betis Balompié. Paradojas históricas.
Y ahí sigue el Betis de Gordillo (por ahora) y de Mel (también por ahora). Club convulso, dependiente de juzgados, audiencias y leyes concursales. Equipo dependiente de los erráticos espasmos de Emana, que llama la atencíón incluso en el Real Madrid. Convulso, dependiente, explosivo... pero líder de la Liga Adelante. Increíble aventura. La comparación que el mismo Mel ha hecho con Vietnam no es del todo desproporcionada. Algo hay. Pero la guerra que hubo en Vietnam acabó hace cerca de 40 años. La guerra o aventura del Betis, extraño navío, continúa en busca de Moby Dick o los Mares del Sur. Fue el nuevo capítulo en esa aventura: donde cayó Retamero... apareció Gordillo. La vida del Betis.
