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¿Dónde está Wally?

El 505 aniversario de la Casa de Contratación es una gran ocasión para compararla con los apellidos de una Sevilla construida con gentes de aquí o de allá que formaron un rompecabezas en el que mejor era no mirar para atrás por aquello de la limpieza de sangre...

el 14 sep 2009 / 23:00 h.

El 505 aniversario de la Casa de Contratación es una gran ocasión para compararla con los apellidos de una Sevilla construida con gentes de aquí o de allá que formaron un rompecabezas en el que mejor era no mirar para atrás por aquello de la limpieza de sangre, barrera infranqueable en la R.T.P (Relación de Puestos de Trabajo) de la sociedad del XVII. Por eso un Benjumea no podía llamarse Ben Omeya, ni un Murube Al-Morávide; por eso los Velásques fueron Velázquez, los Balduque, Val de Duc, los Jacobs pasaron a llamarse Jácome, los Maaster, Maestre, los Colaert, Colarte, Zúñiga los Estúñigas, Blanco los White, Espínola los Espínola, los Nunhes, Núñez y los Van der Welde, del Campo. Todos quisieron ser Wally.

Aunque Fernand Braudel titulara un capítulo de su gran obra "Como los holandeses conquistaron Sevilla sin disparar un solo tiro", a finales del XVIII Don Francisco de Saavedra, ministro de Carlos III, rogaba a su prima que le buscara algún papel que pudiera demostrar que tenía el apellido Lille, señal inequívoca de que se habían hundido en un magma difuso los orígenes de aquella sociedad. Y todo por la Casa de Contratación cuyos aledaños están siendo ahora adoquinados pulcramente. Cuando la obra termine, la Casa no puede seguir siendo un edificio tan escondido en el caserío como Wally en la multitud. O como los apellidos de todo el mundo que pueblan Sevilla.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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