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Dos nuevas facultades para Sevilla

La comunidad universitaria de Sevilla está de enhorabuena ante el inminente traslado de sus facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo a las recién estrenadas instalaciones del nuevo campus de Pirotecnia.

el 15 sep 2009 / 19:46 h.

La comunidad universitaria de Sevilla está de enhorabuena ante el inminente traslado de sus facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo a las recién estrenadas instalaciones del nuevo campus de Pirotecnia. La ciudad también lo está en la medida en que se han rescatado para el tejido urbano unas edificaciones fabriles y militares en una ubicación privilegiada para dinamizar, en estos tiempos de crisis, buena parte del entramado comercial y social de la Enramadilla. La gestión de este macroproyecto de traslado comenzó a gestarse hace ahora casi una década, siendo la Facultad de Derecho, con más de nueve mil alumnos entonces, la destinataria de los excelentes edificios de arquitectura industrial sevillana del primer cuarto del siglo XX cuyo campo de pruebas dio nombre al Tiro de Línea. El descenso acusado en el número de alumnos -casi seis mil alumnos menos- que cursaban los estudios jurídicos en el periodo 1998-2006, así como la necesidad de Ciencias del Trabajo de abandonar el saturado claustro del convento de Madre de Dios hicieron que, tras intensas y laboriosas gestiones conjuntas entre los decanatos de ambas facultades y el Vicerrectorado de Infraestructuras, se pudiera rediseñar un nuevo proyecto más equilibrado e integrado. Es obligado resaltar el esfuerzo de optimización de recursos públicos que la Universidad de Sevilla ha efectuado en esta compleja operación urbanística e institucional.

Se abre ahora un esperanzador e ilusionante futuro académico para el profesorado, el alumnado y el personal de administración y servicios de ambas facultades, que en un abrumador porcentaje se encontraba en unas condiciones ambientales de trabajo de difícil o imposible sostenimiento, tanto en la antigua Fábrica de Tabacos como en Madre de Dios. La solemnidad y solera de las vetustas piedras que edificara Sebastián Van der Borcht a mediados del siglo XVIII, no aportaban ni un gramo de beneficio a la formación académica de los futuros licenciados, a la labor docente e investigadora de tantos magníficos profesores o al esfuerzo cotidiano y buen hacer de tantos otros funcionarios y trabajadores de la institución universitaria hispalense.

Mañana, hoy ya, nuestros alumnos podrán disponer de aulas informatizadas y con vídeo pantallas, seminarios adaptados en tamaño y medios a las exigencias del grado y el posgrado, biblioteca con boxes para el trabajo en grupo y acceso directo a las bibliografías e internet, salas de estudio bien iluminadas y climatizadas, así como de todo tipo de servicios universitarios de restauración y reprografía amplios y accesibles. Los profesores podremos olvidarnos, en buena medida, de la polvorienta tiza y de las aulas frías e incómodas como vagones de tercera clase, recibiremos a nuestros colegas extranjeros sin el rubor de instalaciones destartaladas o despachos insalubres y, lo más importante, tendremos mejores opciones para enfrentarnos a los retos que el proceso de Bolonia ya nos está presentando. Es comprensible, pues, que se haya originado tanto revuelo en relación con el traslado de estas dos facultades, dado que el resto de centros universitarios de la Hispalense querrán, como es lógico, tener en el futuro algo parecido. En fin, ya iba siendo hora de que nos tocara a nosotros? y, además, podremos aparcar.

Catedrático Jean Monnet-European Law. Universidad de Sevilla

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