Por Álvaro Parra Eran muchos los que tenían marcado en su calendario la fecha del 28 de marzo, una cita ineludible con el pasado y el presente del pop patrio, la más que esperada vuelta de los ya míticos Mikel Eretxun y Diego Vasallo, más conocidos como el dúo Duncan Dhu.
Y en el inmejorable emplazamiento del anfiteatro del palacio de congresos Fibes, con la asistencia de un público adulto que rozó la media entrada, dio comienzo el concierto. La puesta en escena, sobria a la vez que elegante, con un juego de luces preciosista, entre vibrantes destellos, nos anunciaba la llegada de los seis protagonistas, que tocaban las primeras canciones de El duelo, el disco con el que Duncan Dhu ha vuelto a reencontrarse. Poco tardaron los asistentes en perder la vergüenza y levantarse de sus butacas para comenzar a bailar, extasiados por el indudable magnetismo que desprenden en vivo. El acto se desarrolló en dos partes bien diferenciadas, cuyo ecuador fue Una calle de París, a partir de la cual regalaron sus éxitos intercalados estos por dos bises con los que consiguieron sobrepasar las dos horas de actuación. Al final, aplausos de un público más que satisfecho con el regreso de una de sus bandas preferidas. Tan solo una cosa que achacar: que hayan dilatado tanto su vuelta. Esperemos, por el bien del panorama musical actual, que tarden mucho en volver a dejarnos.
