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El 7 de enero no es lo que era

Grandes cadenas como El Corte Inglés mantienen la fecha tradicional de inicio de rebajas. Es la primera campaña de invierno liberalizada, que solo el 15% del comercio ha adelantado

el 07 ene 2014 / 10:00 h.

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rebajas¿Recuerdan esas imágenes de señoras dándose empellones a las puertas de los grandes almacenes para ser las primeras en hacerse con la ganga? Era la seña de identidad del 7 de enero, que marcaba oficialmente el fin de las fiestas navideñas y la vuelta a la rutina, y que dejaba unas carreras hacia las escaleras mecánicas grabadas a fuego en la retina. Afortunadamente, desde hace unos cuantos años, ha dejado de regalarnos esa estampa. Ana sí que lo recuerda bien. Lleva 30 años regentando uno de los puestos de los hippies del Duque, justo el que está frente por frente de El Corte Inglés. Desde su privilegiada posición ha visto casi de todo en el que era el pistoletazo de salida de las rebajas: “Señoras que se peleaban por estar las primeras pegadas al cristal y que subían corriendo a buscar prendas que tenían localizadas. Yo creo que tenían información privilegiada”, sonríe. En torno a un centenar de personas repetía ayer el ritual. Ana, con el termómetro socioeconómico que tiene todos los días enfrente, comparte su resumen del año que acaba de terminar. “La gente pasea mucho, da muchas vueltas, pregunta mucho y compra poco”. Y, echando un vistazo alrededor, ese análisis bien servía para las primeras horas del día. “Antes, el 7 de enero era espectacular, pero ahora se ha descafeinado con el inicio antes en otros comercios, ya no hay tanta afluencia. Para nosotros era un día más de Navidad en gente y ventas, pero ya es un día normal”. El 7 de enero ya no es lo que era. Y no solo por eso. Sí, comienzan las rebajas en algunas grandes cadenas comerciales, pero con la liberalización del sector, que desde el verano pasado da libertad a cada comercio para adelantarlas si le apetece hacerlo, lo cierto es que se han modificado los hábitos y ni las colas son tantas, ni la espera es tan desesperante, ni la afluencia de gente insoportable. Por eso, el vicepresidente de Aprocom, Tomás González, volvió a proclamar que el comercio quiere de forma abrumadora que regresen los plazos prefijados de rebajas, a los que el consumidor pueda atenerse. “Así lo demuestra el hecho de que en Sevilla y su provincia solo el 15 por ciento de los comercios haya optado por anticipar las ofertas”, expone. La patronal estima que los sevillanos se gastarán 44 millones, lo que supone una media de entre 70 y 80 euros por habitante. Otra previsión, ésta de la asociación de consumidores UCA-UCE con 250 encuestas en Andalucía a pie de calle, reduce la intención de gasto a 43 euros. En el entorno de la Plaza del Duque la mañana dejó un trasiego relajado de transeúntes sin agobios y cargados con pocas bolsas porque los bolsillos no están para mucha fiesta. Darko, también comerciante en el Duque, asegura que las ventas siguen de capa caída y que se mira mucho el precio. Resume 2013 en las “caras” de la gente. “Ver una sonrisa es casi imposible. La gente tiene ganas de regalar, pero sabe que no puede”. Manuel vende cupones en la puerta. Para su negocio el inicio de las rebajas es bueno porque “todavía está el chip de gastar”. Cosa distinta será febrero, dice. Muchos de los que deambulaban de estante en estante justificaban su presencia por la devolución de regalos. Tallas, colores, modelos... y solo, con un poco de suerte, reconocían que sí, que suelen dejar para rebajas alguna cosa que necesitan y que se dejan seducir por los descuentos que, según explica Julio Vázquez, jefe de área de Joven Ella de El Corte Inglés, oscilan entre el 20 y el 60 por ciento. “El primer día suele ser fuerte pero aún está tranquilo. El hecho de ser laborable influye”, explica. Aurora no tiene problema en admitir que le gusta venir el día 7. “No tengo un presupuesto cerrado, pero nada de comprar por comprar” y también se extraña de la “poca gente y pocas bolsas”. Han cambiado algunas cosas, pero otras no, como esos hombres con la resignación grabada en el rostro, apoyados en cualquier sitio, esperando con paciencia a sus señoras y ejerciendo con mucha dignidad de porteadores de bolsas. La excusa de un cambio les retiene entre abrigos y vestidos como a Eugenio, que espera a su mujer y a su hija. “Vienes a descambiar dos prendas y te acabas llevando tres. Paciencia”. Qué remedio.

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