Las urnas han reforzado la posición interna de Diego Valderas en IU, que se jugaba el ser o no ser en política en estos comicios. Con el escaño de Huelva recuperado y su grupo intacto, pese al derrumbe en las generales, el coordinador regional respira ante las asambleas que se le avecinan en junio. En la federal, Andalucía será decisiva.
Fue el candidato sin provincia, que a pocos meses de las elecciones tenía abiertos varios frentes internos en IU: los tirones del PCE por utilizar a la dirección andaluza para desgastar a Gaspar Llamazares y el enfrentamiento abierto con los críticos andaluces. Eso hizo que Diego Valderas se viese obligado, en diciembre pasado en Matalascañas, a condenarse a aspirar a la Presidencia de la Junta por Huelva, la provincia que le había dejado sin escaño en 2004. Corrió el riesgo para evitar la guerra en vísperas de las elecciones y el 9-M ganó.
El valor de los resultados de Valderas es doble: porque consigue sentarse en el Parlamento y porque mantiene el grupo sin merma numérica a pesar del desastre de las elecciones generales, en las que IU se ha quedado sin grupo propio en el Congreso y con sólo dos escaños.
Esta situación tiene mucha importancia en la batalla interna que se iba a librar después de las elecciones autonómicas (en Matalascañas en diciembre se vivió la primera vuelta de las asambleas que se celebrarán en junio). Valderas -que ha estado en una situación de debilidad en las luchas internas de los últimos meses- se erige ahora como el coordinador de la federación más importante en IU, que se salva de la barrida socialista y que mantiene pactos de gobierno con el PSOE en tres capitales: Sevilla, Jaén y Córdoba.
El peso interno en IU lo dan los votos, de ahí que este 9-M suponga un desgaste además para Rosa Aguilar, que no ha conseguido retener los votos de Córdoba capital y convertirlos en apoyo para las autonómicas. Allí, IU pierde 4,28 puntos, tras una campaña en la que la alcaldesa se ha resistido a dar su apoyo público a Valderas que sí ha dado a Llamazares.
Todo eso fue lo que hizo que, después de la tensión de la noche electoral -en la que no estuvo muy expansivo- ayer sí demostró más fuerza. En declaraciones a Efe, Valderas sostuvo que las elecciones andaluzas deberían colocar internamente a su formación en la "serenidad y tranquilidad" y aseguró que el PSOE no hubiera logrado la mayoría absoluta de haberse celebrado por separado. "Los que afilaban las armas han dejado de hacerlo", sostuvo sobre los planes de los críticos de su formación quien anunció que asumiría responsabilidades si no obtenía escaño o IU perdía terreno. En las previsiones del sector llamazarista de Andalucía entraba irrumpir con fuerza en la asamblea regional contra la dirección de Valderas.
Tanto el escenario interno como externo de IU será analizado hoy en la Comisión Ejecutiva de IU que, según Valderas, es la que tiene que establecer los primeros pasos colectivos así como el papel que quiere que juegue el coordinador general en el futuro. "Más que exigir responsabilidades debemos sentirnos satisfechos, aunque con la perspectiva de reformular la recuperación definitiva de IU, de acometer cambios de estrategia y de pulir algunas partes el discurso", explicó, un proceso en el que según dijo la organización andaluza tendrá un papel "protagonista".
Más duro fue el diputado electo por Sevilla, Juan Manuel Sánchez Gordillo, para quien Llamazares protagonizó "un suicidio político" con el "abrazo del oso a Zapatero".
