Por el agradecimiento que desprendían sus palabras, es de suponer que no querrá cobrar el pregón. Enrique Henares Ortega, abogado laboralista de 56 años, pasó anoche de ser un "costalero de Sevilla" a tener ante sí la gloria de pregonar la Semana Santa. Su nombre siempre había sonado.
La era Arenas se estrena con un pregonero que, ante todo, ama y siente las cofradías. "Un pregonero cofrade", subrayaban desde el Consejo. Después de dos horas y veinte minutos de deliberaciones, descartes y llamadas telefónicas a las autoridades, los correos electrónicos anunciaban su nombre. El finalista de la edición del año pasado y candidato asiduo en otras votaciones se convertía al fin en pregonero.
Y su primera reacción, cómo no, de sorpresa: "Aunque se había barajado mi nombre en muchas ocasiones, no deja de sorprenderme este nombramiento", comentaba exultante anoche en la sede del Consejo en la primera rueda de prensa oficial que organiza el organismo cofradiero con un pregonero (nuevo Consejo, nuevas formas), acto que suple a la tradicional noche de las croquetas en casa del elegido. Hasta allí acudió el nuevo pregonero con su mujer, Mari Carmen, una "santa" a la que "no le gustan estos jaleos", y sus dos hijos, Javier y Enrique, éste último simiente de pregonero.
El primer pensamiento del pregonero fue para sus padres, ya fallecidos, "a lo que le habría hecho una ilusión enorme" saber de su designación. Pero también se acordó de su "maestro profesional", Juan Moya García, y de su "buen amigo", Juan Moya Sanabria. Y no se dejó en el tintero a los capataces Manuel y Carlos Villanueva, con los que durante los últimos años ha compartido corría bajo los palios de San Roque, Las Cigarreras y el Gran Poder. "El año pasado anuncié mi retirada de los pasos, pero nunca se puede decir que no".
"Yo no soy nadie. Anteayer era un costalero de Sevilla y hoy soy pregonero de la Semana Santa", repetía anoche humildemente el sucesor de Antonio Burgos. Henares, por cierto, anuncia que asistirá gustoso a recoger las pastas del pregón y a cuantos actos sea invitado, salvo que sus múltiples obligaciones profesionales se lo impidan.
El abogado defendió que el pregón "no es un género agotado ni repetitivo" y expresó su intención de aportarle "respeto a lo tradicicional y actualidad". Ya anoche recibió la primera ovación al destacar la valentía del Consejo con su designación: "El Consejo está arriesgando mucho con este torero. Pero este torero se va a sentir como en la Maestranza de Sevilla intentando hacerlo bonito y bien".
El primer pregonero de la era Arenas puso las cartas de su pregón boca arriba desde un primer momento: "Sin la presencia de Dios, de Cristo y de la Santísima Virgen María, la Semana Santa no tiene ningún sentido. No se puede pretender justificar la Semana Santa de Sevilla por su belleza, por su arte, o por su riqueza antropológica y artística".
Tres pregones le han encantado: el de Carlón Colón, el de Caro Romero y de Antonio Burgos. La cita con el suyo será el próximo 29 de marzo, Domingo de Pasión, en el Teatro de la Maestranza.
