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El Alamillo es para el verano

Menores en riesgo de exclusión de diversos barrios de Sevilla, como el Vacie o San Jerónimo, han participado en la escuela de verano que se desarrolla en el Parque del Alamillo

el 31 ago 2010 / 18:05 h.

Los niños bailaron ayer al son de la canción del verano: el ‘Waka waka’.

os niños de la escuela de verano del Parque del Alamillo celebraron su fiesta de clausura ayer al ritmo del Waka waka. Esta actividad forma parte de un programa anual de integración a través del ocio y del deporte que desarrolla la organización Anima Vitae desde hace 5 años.


Los destinatarios son menores en riesgo de exclusión, aunque "no todos lo son", según Marian, coordinadora de la actividad. "Están mezclados porque consideramos que es la mejor forma de que se integren y se relacionen entre ellos". Los 130 niños, de 6 a 14 años, proceden de barrios como la Macarena, El Vacie, San Jerónimo, Pino Montano, Tres Barrios, La Candelaria y algunas zonas del área metropolitana. "Nos negamos a hacer una escuela de verano para un solo grupo determinado", recalcó Marian.


Con la clausura de la actividad, los coordinadores de Anima Vitae aprovecharon para reunir a los padres de los pequeños y mostrarles el trabajo que han realizado a lo largo de estos dos meses. Alín procede de República Dominicana y tiene dos hijos en la escuela de verano. Para ella, la experiencia ha sido positiva porque "no les podría dar lo que les dan aquí y prestarles tanta atención". Además, sus hijos llevan pocos meses en España y la escuela "les ha servido para relacionarse con otros niños de Sevilla".


La mayoría de estos pequeños no tiene vacaciones porque sus familias no pueden desplazarse fuera de la ciudad a pasar el verano. Así, los grupos realizan todas las semanas una excursión larga, a la playa o a la piscina; y excursiones cortas, a Isla Mágica o lugares de Sevilla, como el Alcázar o la Catedral, para que conozcan la capital.
¿Qué es lo que más te ha gustado de la escuela? "La playa", responde sin dudarlo Cristóbal. Sin embargo, otros no piensan lo mismo, ya que lo que más le ha gustado a Lucía de esta actividad son los profesores.


Uno de los objetivos fundamentales de la escuela de verano es transmitir una serie de valores y habilidades sociales. El deporte juega una función importante y, a través de éste, se enseña a trabajar en equipo, la integración, la solidaridad, la justicia, la igualdad de género y el hecho de saber perder. "Es importante mostrarles que uno puede ser malo en una cosa y no pasa nada", afirmó la coordinadora de la actividad.


La principal dificultad a la que se enfrentan los monitores que trabajan con estos grupos de niños son los problemas de autoestima que presentan, según Marian. Los niños de la escuela de verano del Alamillo consiguieron perder ayer la vergüenza y protagonizaron un gran espectáculo en el que hubo bailes, canciones, risas e incluso regalos. Al acto asistió el delegado de Bienestar Social, Enrique Lobato; el presidente de Anima Vitae, Julio Prenda; y el director del Parque de San Jerónimo, Manuel Cordero. Ellos fueron los encargados de entregarles los diplomas a los jóvenes participantes. "¡He ganado!", dijo emocionado Gabi, cuando recibió su premio.

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