Juan Pazos acabó sus días como alcalde de Camas en la soledad de su despacho. Hastiado por las críticas de los políticos que arroparon en un momento u otro su gestión en los dos últimos años, el ya ex regidor decidió no acudir al pleno de su renuncia. Pero ni eso le libró de las quejas de los partidos, que le acusaron de ser "el peor alcalde de la democracia".
Firmó el epílogo a sus dos años de mandato y se marchó sin decir una palabra. Ni él ni sus afines -Carmen Santos, Amparo Hidalgo y Juan Luis Guzmán- querían ser una vez más el epicentro de las críticas y la "crispación social" que vive el Ayuntamiento de Camas desde el inicio del mandato. Con dos pactos de gobierno rotos (primero con el PP y luego con el PSOE) y desterrado por su partido, IU, que decretó su expulsión hace más de un mes, optó por el silencio.
Su ausencia y la de sus ediles provocó que la alcaldía accidental pasará a manos de quien aceleró su marcha: el portavoz municipal del PSOE Rafael Recio, que hace semanas rompió el pacto de gobierno y presentó la moción de censura ante la "desgobernabilidad". Fue el más condescendiente y hasta dio pie a la autocrítica. "La responsabilidad es de todos, porque le apoyamos en algún momento de esta legislatura", dijo antes de agradecerle "los servicios prestados". Esa misma queja la trasladó el edil del Partido Social Centrista (PSC), Juan José Jurado, que repartió culpas entre "el PP, IU y el PSOE que le apoyaron".
Con más dureza se mostraron los demás, especialmente el portavoz municipal de IU, Antonio Lucenilla, que no tuvo miramientos ante el que hace meses era su compañero de formación. Tras acusarlo de dar la espalda al partido cuando pactó con éste que sería un regidor "de transición", lamentó "su cobardía política" por no asistir al pleno e insinuó que su marcha "tal vez no haya sido gratuita, sino a cambio de algo". Para seguir: "Ha sido el peor alcalde de la historia de Camas". Y le exigió que entregue el acta de concejal "que no es suya".
Por último, Eduardo Cabeza, el portavoz municipal de los ex ediles del PP, no ocultó su "alegría" por la dimisión de una persona con la que tuvo más de una disputa personal.
El ex alcalde pone fin a dos años de calvario y pasa a ser un edil más. De mantener él y sus tres fieles sus actas de concejales, dejarían al PSOE en una posición de privilegio, ya que gobernaría con nueve, frente a los cinco de IU, la segunda fuerza.
