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"El almadrabero corre más riesgo de extinción que el atún"

El sector espera alternativas de Junta y Gobierno ante las restricciones.

el 18 ene 2010 / 20:33 h.

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Pescadores de Zahara de los atunes buscan la cola de los peces durante la 'levantá', el inicio de la temporada de 2008.
Ambrosio Ruiz es conocido en la almadraba de Barbate, donde "echó los dientes", como Risuli, el mote que pusieron los colegas marroquíes a su abuelo al adaptar su apellido, cuando trabajaba en una almadraba española en tierras africanas. Eran los tiempos del Protectorado y España también pescaba en la otra orilla del Estrecho. Hijo y nieto de almadraberos, el arte de esta pesca artesanal milenaria -que captura los atunes rojos durante su migración anual del Atlántico al Mediterráneo- es una "tradición familiar" que aprendió de su padre con 16 años (hoy tiene 53). Pero Ambrosio asiste con angustia al paulatino descenso de esta actividad, fundalmental en la economía gaditana, ante las restricciones que desde 2008 impone la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, que este año sólo permitirá a España capturar 2.523 toneladas, 600 de ellas en Andalucía, que concentra cuatro de las ocho almadrabas existentes en España -todas ellas en Cádiz- y dos flotas de caña (Cádiz) y palangre (Almería) dedicadas parcialmente a la pesca del atún con otras artes. En total, 292 puestos de trabajo directos y unas 400 familias dependientes del sector.

"Después de tres generaciones, los que estamos en peligro de extinción somos nosotros, no va a desaparecer el atún sino los almadraberos, los que mejor los pescamos y los cuidamos, porque se está primando a nivel internacional a los que no saben y lo capturan indiscriminadamente", relata Ambrosio, vicepresidente de la cofradía de pescadores de Barbate.
Gobierno y Junta se reúnen hoy para buscar una solución que garantice la rentabilidad de las almadrabas gaditanas y el mantenimiento del 100% del empleo. Tanto el sector como el Ejecutivo andaluz han cifrado en unas mil toneladas las necesarias para garantizar esa rentabilidad. De hecho, marineros y empresarios ven un sinsentido fijar cuotas anuales porque hay años mejores y peores y, si en 2009, el tope de 1.200 toneladas dejó sin faena al sector dos meses antes de lo previsto -con atunes en las calas-, en 2008 no hubo ejemplares para llegar a las 1.400 previstas.
El Gobierno ya ha rechazado el intercambio de cuotas entre comunidades autónomas (la española se reparte también entre el País Vasco, Cataluña y Levante) y reconoce difícil lograr que otros países europeos le cedan parte, pues la restricción afecta a todos.

Las posibilidades se centran ahora en el intercambio de cuotas entre flotas de otras modalidades de pesca a las almadrabas o fórmulas para complementar, entre Gobierno y Junta, los ingresos económicos de los trabajadores de éstas, con trabajos de prospección o científicos.

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