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El año agrario termina con mal sabor

Históricas cosechas se preveían en Sevilla, pero quedan mermadas y con bajos precios. Duplicar, el verbo para las producciones de cereales en un año de elevadas cotizaciones en la patata y el cerdo ibérico.

el 01 sep 2013 / 23:30 h.

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El día 31 de agosto marca tradicionalmente el final del año agrario, momento proclive para hacer balances. La ausencia de sequía, que en 2012 impactó sobre los cultivos de secano, y la abundancia de agua para los regadíos hacían presagiar un auténtico cosechón para la provincia de Sevilla, pero no ha sido así. Precisamente el exceso de lluvias hasta bien entrada la primavera retrasó las siembras, demora que ha menguado las producciones en un 2013 en el que los precios tampoco han ayudado a mejorar la renta de los agricultores. Con cierta sorna, entre éstos se habla del año de la patata. Quien la plantó ganó. Una cosechadora en un campo de girasol. / EL CORREO Una cosechadora en un campo de girasol. / EL CORREO Las estadísticas de la Consejería de Agricultura a fecha de julio pasado revelan una gran recuperación de las cosechas para los cereales de invierno –a saber, trigo, cebada y avena–, al compararse con las arrojadas en la campaña 2011-2012. En concreto, se esperan 455.053 toneladas de trigo (178 por ciento más), 34.325 toneladas de cebada (incremento del 194 por ciento), 21.063 toneladas de avena (175 por ciento superior) y 639 de centeno, que casi había desaparecido. Los porcentajes son espectaculares, pero se quedan por debajo del rendimiento medio de ejercicios pluviométricos normales. Tres cuartos de lo mismo ocurre con las leguminosas (habas, guisantes, garbanzos), mientras que la remolacha se desploma tras pasar de 381.750 a 228.500 toneladas debido fundamentalmente a la caída de los terrenos cultivados –de 5.150 a 2.725 hectáreas–, que cabría atribuir a los costes de transporte que supone llevar su cosecha fuera de la provincia –a Cádiz– al cerrarse la única azucarera de aquí, la de San José de la Rinconada. Se preveía, asimismo, una campaña histórica para el girasol al duplicarse la superficie sembrada, con 163.000 hectáreas frente a las 82.955 de 2012. La producción estimada –el cultivo, considerado refugio puesto que crece o baja en función de la evolución de los cereales, está aún en recolección– asciende a 203.463 toneladas. Los rendimientos, según apunta José Vázquez, técnico de la patronal agraria Asaja de Sevilla, se han visto recortados por la humedad primaveral y las enfermedades. Pero lo peor, añade, son los precios, puesto que las extractoras de aceite los están tirando, denuncia. “Hablamos de un descenso de entre el 25 y el 30 por ciento de un mes para otro, y esto evidencia que hay una especulación que deja el valor actual por debajo de los costes de producción”. En un año con un gran recorte en los números del aceite de oliva –614.700 toneladas en España, mientras que en la campaña de 2012 fueron más de 1,6 millones–, las cotizaciones tampoco han acompañado debido al descenso del consumo y a masivas importaciones. “El precio se recuperó algo”, dice Vázquez. Así, el Sistema Pool Red de la Fundación del Olivar habla de un promedio actual de 2,46 euros por kilo, y hace un año, 2,36. Sin embargo, la media de la campaña es de 2,64, frente a 1,78 de la precedente, según datos de la Consejería. La próxima cosecha pegará un subidón y podría arrastrar a los mercados. A la espera del verdeo que arrancará a mediados de septiembre, la producción de aceituna de mesa se redujo también –290.309 toneladas se recolectaron en el año agrícola recién terminado, con 0,48 euros por kilo, más cotización pero por debajo de la exigencia del agricultor, 0,7–. ¿Qué se salvó? Vázquez apunta a la patata, cuyos precios en el mercado agrario se han duplicado e incluso triplicado en algunas variedades, siendo, de hecho, uno de los productos más inflacionistas en la cesta de la compra. En regadío, un OK a todo: arroz, algodón y maíz. Asimismo, y ya dentro de la ganadería, atención al porcino ibérico, cuya cotización se dobla por una sencilla razón: su escasez, dado que la cabaña se redujo drásticamente por efecto de la crisis en la industria jamonera. Un consejero cuya marcha deja huella y una nueva PAC con muchos detalles por perfilar Y el nuevo año agrario que se ha iniciado queda marcado por el próximo relevo de Luis Planas como consejero de Agricultura, al renunciar a formar parte del nuevo equipo de gobierno con Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía. Se marcha un consejero cuyo perfil técnico había cosechado las simpatías de todas las asociaciones del campo, incluida la patronal Asaja. “¿Qué le pediría al nuevo consejero? Virgencita, que nos quedemos como estamos”, comenta José Vázquez, de Asaja, para resaltar la labor de Planas y recordar que, por vez primera, ha habido una defensa real del campo español al existir colaboración con el Ministerio del ramo,  pese las diferencias políticas con Miguel Arias Cañete (PP). Durante el nuevo año agrario, asimismo, se deberá negociar tanto a nivel europeo como estatal el desarrollo de la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) acordada por los ministros del ramo de la UE. El peligro del trasvase de fondos desde Andalucía, espantado, pero quedan todavía muchos flecos.

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