Economía

El bajo precio hace abandonar cosechas y darlas al ganado

Ni siquiera el girasol, cultivo refugio, consigue absorber la ‘ruina' cerealista

el 20 jun 2010 / 21:05 h.

Una explotación sembrada de girasoles en la provincia de Sevilla.

La actual campaña de cereal y girasol está revelando un sustancial cambio en la forma de pensar del campo andaluz. Antes, la siembra y la recolecta eran una obligación, hubiera o no beneficio, pues ante todo el agricultor se consideraba precisamente eso, un profesional de la agricultura. Ahora, las ayudas desacopladas, ésas que llegan de Bruselas sin la necesidad de cultivar pues se estiman como derecho histórico, y la falta de rentabilidad de las producciones por la caída de precios propician que los números primen. Si éstos no salen, o bien no se siembra, o bien la cosecha no se recoge y se hace forraje para el ganado.

Esta realidad se puso sobre la mesa en unas recientes jornadas sobre cultivos herbáceos organizadas por Asaja en el municipio sevillano de Huévar del Aljarafe. Dos ejemplos avalan ese cambio de mentalidad, según se detalló en el evento. Por un lado, que hay parcelas que, debido a las prolongadas lluvias del pasado invierno, no se volvieron a sembrar cuando todavía quedaba tiempo para hacerlo, una negativa que no es habitual entre los agricultores. Y por el otro, el girasol, que es tradicionalmente una producción refugio en caso de que fallen los cereales de invierno -trigo, cebada y centeno-, ésta vez no lo ha sido, ante la extrañeza de los técnicos de la patronal agraria.

José Vázquez es uno de ellos. "La bajada de la rentabilidad por el descenso generalizado de precios y la ayuda desacoplada [es el llamado pago único, cuyo importe no depende del volumen de producción conseguido] hacen cundir el desánimo".

De hecho, un temor, el del conformismo con la subvención que llega de Bruselas, estaba implícito en la reforma de la PAC (Política Agraria Común) de mediados de esta década, e incluso expertos y catedráticos en la materia -entre ellos, José María Sumpsi, una referencia para el sector andaluz y ahora alto cargo de la FAO- preveían un abandono masivo de tierras al sumar el desincentivo que suponía la ayuda europea a la ausencia de renovación generacional en la agricultura.

En esas jornadas se habló, por ejemplo, de cómo no pocos se habían decantado por no cosechar el trigo duro -"cuyos precios son ruinosos por los excedentes de la pasada campaña"- y dedicarlo, en cambio, a forraje para echarlo al ganado. Se segó en verde para alimentación animal, y no para obtener grano, según comentó José Vázquez. "Todo está de capa caída en el campo, salvo la colza y el maíz", agregó.

Y más contundente fue Miguel Afán de Ribera, secretario general de la organización agraria. Así, advirtió del "riesgo de abandono" del campo ante la "nula rentabilidad" de la mayoría de los cultivos, un proceso que, aseguró, "ya hemos empezado a vivir en la presente campaña". Por parte del Gobierno habló Andrés de León, secretario general de Cultivos Herbáceos e Industriales del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, quien rebajó ese pesimismo al manifestar su confianza en una mejora de los mercados.

Cosechas a la mitad. Este año, y tras el temporal de invierno, se pronosticaba un aumento de la superficie de girasol, de siembra más tardía que la de los cereales, que sufrieron las intensas lluvias cuando estaban germinando, de ahí que hubiera parcelas con importantes daños, tal y como ha reconocido la propia Consejería de Agricultura y se demuestra en las previsiones estadísticas oficiales con un recorte de las hectáreas y toneladas.

En concreto, las estimaciones de Asaja indican que la caída será del 22% en Andalucía, para quedar en alrededor de 250.000 hectáreas. "Con el bajo precio que ha tenido la pipa en los últimos años era normal que la gente no se decantara por este cultivo", explica Vázquez, quien, sin embargo, vaticina un repunte de los mismos.

Pese a la abundancia de lluvias, la actual campaña andaluza de cereales será "medianamente normal" por el daño que hizo el agua a las plantas. Si a este contratiempo, comenta José Vázquez, se le agregan los excedentes del año pasado, el resultado no puede ser otro que una campaña "ruinosa".

Las estimaciones de la patronal agraria Asaja indican que la cosecha andaluza de trigo blando -el de mayor calidad y el preferido en las actividades de panadería y repostería- caerá a menos de la mitad, con 153.000 toneladas, frente a las 375.000 de la pasada campaña.

En cuanto al trigo duro, que combina el consumo alimentario -sobre todo para pasta- con la fabricación de piensos y bioetanol, saldará este año con 480.000 toneladas, mientras que 990.000 fueron las del pasado ejercicio.

El impacto del temporal en Andalucía y el abandono de siembras o su orientación hacia el forraje se hacen palpable si tenemos presente que el conjunto del campo español, según Asaja, arrojará 3,5 millones de toneladas de trigo duro, unas cien mil más que en 2009, y la cosecha de trigo blando será similar a la pasada (1,2 millones).

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