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El Betis quiere ser como el Arsenal o los Lakers

El patrocinio del estadio es una estrategia de marketing muy utilizada... y rentable. Hasta tiene un nombre: 'naming right'.

el 17 mar 2011 / 22:03 h.

El Villamarín puede seguir los pasos del Emirates Stadium o del Staples Center, entre otros.
El Betis busca una empresa que patrocine el nombre del estadio y de paso ayude a tapar algunos de los muchos huecos que existen en su economía. Ya hay negociaciones en marcha, así que el debate está servido, pero lo que intenta el club verdiblanco no es nada nuevo. Sí en el fútbol español, donde sólo Osasuna y Mallorca tienen sus estadios esponsorizados, pero no en el resto de deportes ni del mundo, donde esta estrategia de marketing tiene incluso un nombre: el naming right, literalmente ‘derecho a nombrar', que viene a ser una fórmula de inversión por la que el patrocinador compra el derecho a dar su nombre a una instalación o un equipo.

El primero en abrir la puerta del naming right fue William Wrigley Jr., un magnate de los chicles que en 1926 compró el nombre del estadio de los Chicago Cubs de béisbol, club del que también era propietario; el Wrigley Field es hoy en día un templo del deporte estadounidense. Lo mismo ocurre con el Rich Stadium, la casa de los Buffalo Bills de fútbol americano, llamada así desde 1972 por la Rich Products Corporation, del sector de la alimentación. Entre 1999 y 2004, en Norteamérica se firmaron cien contratos de venta de derechos de nombres de estadios, todos a largo plazo (hasta 35 años) y un precio medio de 2 millones de dólares anuales. Casi no hay cancha de la NBA, campo de béisbol o estadio de fútbol americano que no lleve el nombre de alguna empresa. Los Houston Texans, por ejemplo, vendieron el nombre de su estadio a Reliant Energy por 214 millones durante 30 años.

En Europa, la compañía aérea árabe Emirates da 10 millones al año al Arsenal. También en Inglaterra están el Reebok Stadium del Bolton o el Newcastle, que vendió el nombre del histórico St James' Park a la cadena de tiendas Sports Direct, aunque la presión popular hizo que el nombre oficial sea un extraño Sportsdirect.com@St James' Park Stadium. En Alemania, la compañía de seguros Allianz contribuyó con 88 millones a la construcción del estadio del Bayern de Munich. En el caso del Volkswagen Arena del Wolfsburgo, la empresa automovilística aportó la mitad de los 53 millones que costó. El estadio del Hamburgo se ha llamado AOL (por 15,3 millones entre 2001 y 2007), HSH Nordbank (25 millones entre 2007 y 2010) y ahora Imtech Arena.

Vender el nombre del estadio, por tanto, no tiene por qué asustar a nadie. En otros deportes, de hecho, es costumbre (y casi imprescindible) que los equipos adquieran el nombre de sus patrocinadores, por ejemplo en baloncesto (quién no se acuerda del histórico TDK Manresa) o ciclismo (Kelme, Reynolds, Kas...). Y hay ejemplos en otros ámbitos, sobre todo el cultural: en Madrid está el Teatro Häagen Dazs, los Oscar se entregan en el Kodak Theatre... Y así, centenares y centenares de ejemplos.

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