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El Cajasol se estrella ante el Unics Kazán (92-77) y se queda sin estrenar su palmarés

No pudo ser. El Cajasol de Joan Plaza se quedó a las puertas de la gloria al caer en la final de la Eurocopa celebrada en Treviso ante el Unics Kazán ruso, que dominó desde el salto inicial.

el 17 abr 2011 / 20:32 h.

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Louis Bullock bota el balón ante Ricky Minard.

Como en Valencia en el 99, como  antes en las dos finales ACB que disputó ante el Barcelona, el Cajasol no llegó a convertir en Treviso el sueño en un título. Todo se desvaneció en unos diez primeros minutos de un baloncesto hierático, que convirtió al Unics Kazan en una locomotora inalcanzable para los sevillanos.

Merece honores el equipo de Joan Plaza, que ha llegado a las puertas de la gloria europea revitalizando así a un club que ahora debe seguir en esta senda para en un día no muy lejano volver a una cancha como este Palaverde, en España o en cualquier rincón del continente, para convertirse, por primera vez, por siempre, en campeón.

Con los aficionados de la Benetton formando como improvisada hinchada del Unics Kazán, que sólo logró desplazar a doce de sus aficionados a la Final Four, al grito de “No se puede” a respuesta con no poca guasa del “Sí se puede” de los 300 ilusionados cajistas, el equipo de Plaza entró al partido con la frialdad en defensa de una estepa rusa en febrero.

La comparación con la semifinal ante la Benetton se antojaba dramática, y la factura en el marcador no pudo ser más alta. El currículum de los sevillanos en el primer cuarto destrozaba cualquier opción de levantar el trofeo. Porque la enfermedad defensiva (encajó 32 puntos) se expandió cual epidemia al ataque, mientras el Unics Kazán no es que se desplazara a su antojo por el parquet, es que se deslizaba.

Es un equipo sin fondo de armario en el banco, pero con siete jugadores de alto nivel, varios de ellos entre los mejores de esta Eurocup. Lampe en la pintura y Markovic, McCarty y Lyday por el perímetro agarraron la final por el cuello desde el primer minuto.

Todo muy fácil, moviendo con agilidad el balón, encontrando espacios, ante un Cajasol atontado, casi mareado en la persecución de un fantasma. En cuatro minutos la desventaja era de diez puntos (14-4), en siete, de catorce (22-8) y a mitad del segundo cuarto ya casi no había partido (40-20). Una pesadilla.

Plaza pidió un tiempo muerto, porque su equipo era cadáver en la pista. Hubo reacción con dos aciertos seguidos desde el triple de Katelynas y Calloway (42-30) pero Popovic, magistral todo el partido, y Pashutin devolvieron la moneda desde esa distancia y la dificultad se convertía de nuevo en montaña del Himalaya al descanso (51-36).
Popovic, exjugador de Pamesa, ha ganado títulos en Croacia, Turquía, Lituania y Rusia.

McCarthy peleaba, como Bullock, por su segunda Eurocup, tras la que le ganó al Madrid en 2004  con el Hapoel Jerusalén. Pashutin, hermano del entrenador del Unics, ganó la Euroliga con el CSKA. Ese plus de experiencia, extensible al polaco Lampe, máximo reboteador de la competición, también al exBenetton Lyday, incluso a Samoylenko, superviviente de aquella semifinal de 2007 que el Madrid de Plaza ganaba al Unics con 27 puntos de Bullock, pesó demasiado, porque cuando el Caja quiso entrar en la final, el Unics ya no le dejó.

Dos mates de Katelynas y Triguero despertaron la opción de una remontada épica (55-48), en los minutos en los que el cuadro ruso acusaba el cansancio de su escasa rotación. La carga de faltas podía revertir el partido pero durante toda la temporada el Kazán se ha desenvuelto bien en estas circunstancias.

Tiene además un base excelso para la lectura del juego. Popovic  desatascó mil situaciones y repartió asistencias a diestro y siniestro con el partido en términos de igualdad parcial, pero el escenario global exigía de una brillantez persistente de la que el Caja adolecía.

El desgaste de la persecución   trasladó precipitación a las jugadas de ataque, y a cinco minutos del final el equipo luchaba pero no creía (80-66). Ya había campeón. El Caja perdió la final pero el sueño continúa.

92 - Unics Kazan (32+19+20+21): Lyday (15), Popovic (18), Veremeenko (6), McCarty (18), Lampe (26) -cinco inicial-, Samoylenko (-), Pashutin (3), Rizvic (6) y Minard (-).

77 - Cajasol (16+20+26+15): Satoransky (4), Bullock (15), Kirksay (10), Ivanov (3), Davis (5) -cinco inicial- Triguero (10), Cabanas (-),  Urtasun (15), Katelynas (9) y Calloway (6).

Árbitros: Guerrino Cerebuch (Italia), Boris Ryzhyk (Ucrania) y Panagiotis Anastopoulos (Grecia). Eliminaron por cinco faltas personales al jugador del equipo ruso Veremeenko (m.35)

Incidencias: Final de la Eurocopa disputada en el Palaverde de Treviso ante unos 3.500 espectadores, entre ellos unos trescientos seguidores del equipo español. El escolta croata del Unics Kazan Marko Popovic fue elegido mejor jugador (MVP) de la final. 

 

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