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El camino 'minado' de Griñán

La crisis, la reforma de la Junta y el diseño de las elecciones municipales son los retos más inmediatos del nuevo líder socialista.

el 14 mar 2010 / 21:00 h.

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Griñán, junto a Susana Díaz, secretaria de Organización, y Rosa Torres, presidenta del partido.

La sucesión de Manuel Chaves en la Junta tras 19 años en el poder y la celebración de un congreso extraordinario del PSOE andaluz eran dos operaciones de alto riesgo que el partido ha culminado con éxito. José Antonio Griñán, que forzó el adelanto del cónclave ante las desconfianzas causadas por la bicefalia, ha salido airoso y reforzado. Ya tiene el partido a su disposición. Ya es el líder efectivo del PSOE-A. El histórico apoyo (99,8%) que recibió este fin de semana es un aval que, sin embargo, no está exento de responsabilidades: para con el partido, que le exigirá mantener el legado de victorias, y para con la sociedad, a la que debe mostrar un futuro más halagüeño.


Griñán tiene por delante una carrera de obstáculos hasta 2012. Su hoja de ruta es complicada y el escenario, adverso. Frenar la sangría de paro, recuperar la confianza ciudadana, movilizar a su electorado para dar la vuelta a las encuestas y encarar las municipales son sus retos más inmediatos. Tiene que visualizar el cambio -la mitad de los andaluces considera que el relevo en la Junta no supuso un nuevo ciclo, según la última encuesta de El Correo- y amortiguar el desgaste que causa gobernar durante 30 años la comunidad. Para ello, se ha propuesto reinventar el partido, modernizarlo e innovar.

El primer desmarque de la era Chaves se ha visto en la nueva ejecutiva socialista que hoy se estrena en Antequera (Málaga), con caras nuevas y jóvenes, más estructurada pero menos recortada de lo prometido y que, finalmente, ha atendido a las presiones territoriales pero con un menor reparto de sillones entre las provincias. El nuevo líder se ha desprendido de la vieja guardia y se ha rodeado de jóvenes del aparato, curtidos en el partido.


Los socialistas han respondido al cambio "tranquilo" de su secretario general con un cierre de filas, pero, tal y como advertía un dirigente, los cambios en el PSOE hay que esperar a "digerirlos". Y lo que viene por delante puede tensar las cuerdas. Todo apunta a que Griñán hará una crisis de Gobierno después del Consejo de Ministros del próximo viernes en Sevilla, una remodelación precipitada por la salida de Rosa Torres de Cultura al entrar en la dirección del PSOE-A como presidenta. Prometió en su investidura adelgazar la administración, lo que conllevará un recorte de consejerías y un tijeretazo considerable de las delegaciones provinciales. Ahí encontrará sin duda problemas con las direcciones provinciales, que tendrán que dejar sin cargo a gente de partido. Sólo Cádiz ha salido insatisfecha del congreso porque, tras la marcha de Chaves y de Luis Pizarro y la desconcertante renuncia de Francisco González Cabaña, no tiene ningún puesto en la cúpula de la dirección socialista. De momento, el resto de provincias está en paz pero a verlas venir. Según cómo se acometa la reforma de la administración se abrirán o no heridas en sus filas.


En clave interna, hay una fecha marcada en rojo: las municipales de 2011. Serán la primera prueba de fuego de Griñán. Cuando se abordó el adelanto del congreso socialista, al principio Chaves y Griñán pactaron celebrarlo después de los comicios locales para que si el resultado era malo no salpicara al jefe del Ejecutivo andaluz, que un año después volvería a optar a la presidencia de la Junta. El PSOE-A ha conseguido que el federal le deje anticipar la designación de candidatos. Ahí el PP lleva la delantera y domina las capitales y el litoral. Uno de los desafíos más peliagudos del PSOE es buscar carteles potentes para las grandes ciudades y la costa que, si pierden, se comprometan a estar en la oposición ocho años. Esa es la condición que ha puesto Griñán, tras las operaciones fallidas de Paulino Plata en Marbella o Javier Torres Vela en Granada. Este fin de semana, el secretario general ha marcado a los suyos la necesidad de recuperar el voto urbano.

Para lograrlo es probable que recurra a consejeros para liderar las listas, como es el caso del titular de Vivienda, Juan Espadas, en Sevilla. Resolver el relevo en la capital hispalense es un reto inminente para Griñán.


desconfianza. Si en algo han coincidido los dirigentes socialistas en este cónclave es en remarcar que corren tiempos difíciles para la política. "La crisis lo nubla todo", aseguró Griñán. Impulsar la recuperación económica será la prioridad de su Gobierno, pero las perspectivas a corto plazo no son optimistas. El Ejecutivo tendrá que gestionar el último paquete anticrisis anunciado recientemente y buscar acuerdos con la oposición. La sombra del millón de parados genera "desconcierto, depresión y desconfianza", como apuntó Griñán. Y provoca algo más: la desmovilización del electorado de izquierdas, que se deja notar en la caída del PSOE en las encuestas. Para lograr que los votantes socialistas que ahora dudan dejen de hacerlo, el nuevo líder es consciente de que el partido debe comunicar mejor, ganarse la calle e identificarse con la gente. De cómo sepa conectar con los problemas reales de los ciudadanos y ofrecerles soluciones dependerá el éxito o el fracaso de la nueva andadura socialista.

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