No es un país muy conocido, pero ayer ocupaba las portadas de todos los diarios en internet. Kirguizistán, una de las repúblicas independientes surgidas tras la desintegración de la URSS, fue protagonista ayer después de que una ola de violencia antigubernamental se apoderara de las calles de su capital -Biskek- dejando decenas de muertos y heridos y obligando a dimitir y huir al Gobierno en bloque.
Kirguizistán es independiente desde 1991 y se trata una de las repúblicas más pobres de la región. El presidente, Kurmanbek Bakíev, abandonó la capital tras los disturbios en que degeneraron las manifestaciones antigubernamentales reprimidas violentamente por la Policía.
Los enfrentamientos se saldaron, según datos oficiales, con una veintena de muertos, que la oposición ya eleva hasta un centenar de víctimas. "Fuimos a la sede del Gobierno a negociar. El primer ministro, Daniar Usénov, firmó la dimisión del Ejecutivo", señaló Temir Saríev, uno de los opositores. "Según nuestros datos, han muerto cerca de 100 personas", aseguró el opositor Omurbek Tekebáyev, ex presidente del Parlamento, en una intervención por la televisión pública. Por el momento, el Ministerio de Sanidad kirguís ha confirmado la muerte de 19 personas y cifra en 180 los heridos en los choques.
La mayoría de víctimas mortales se produjo cuando los opositores intentaron asaltar por la fuerza la sede de la Presidencia. Según fuentes oficiales, los agentes emplearon gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes, que intentaron derribar con un camión las barreras que rodean el Ejecutivo. Los manifestantes antigubernamentales también ocuparon y saquearon la sede del Parlamento e incendiaron el edificio de la Fiscalía. Tras la marcha del presidente, la oposición asumió el poder. "El poder de la república lo controla la oposición. El presidente se encuentra no se sabe dónde", señaló Rosa Otunbáyeva, ex ministra de Exteriores y jefa del Gobierno de unidad popular formado por la oposición, a la agencia rusa Interfax.
Otunbáyeva, quien ya protagonizó en 2005 la incruenta Revolución de los Tulipanes en la que fue derrocado el primer presidente kirguís, Askar Akáyev, aseguró que el primer ministro del país, Daniar Usénov, presentó su renuncia y la de su Gobierno. "Firmó su renuncia y me la entregó. Nos distribuiremos las principales carteras y cumpliremos con nuestras funciones para garantizar la estabilidad del país", dijo.
Naciones Unidas. Tal fue la magnitud de los enfrentamientos, que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, medió para pedir calma y diálogo en Kirguizistán tras la muerte de decenas de personas. "El secretario general está conmocionado por las informaciones que hablan de muertos y heridos", señaló un portavoz. Ban concluyó ayer una visita de una semana a las cinco ex repúblicas soviéticas de Asia Central.
