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El cardenal Segura y el Miserere

Anoche, 173 años después de haber sido compuesto, de nuevo fue interpretado en la catedral de Sevilla el popular Miserere que Hilarión Eslava escribiera para los Oficios de Tinieblas de nuestro primer templo en 1835. Pero en este año ha habido tres novedades importantes.

el 15 sep 2009 / 01:46 h.

Anoche, 173 años después de haber sido compuesto, de nuevo fue interpretado en la catedral de Sevilla el popular Miserere que Hilarión Eslava escribiera para los Oficios de Tinieblas de nuestro primer templo en 1835. Pero en este año ha habido tres novedades importantes. La primera, que en esta ocasión no lo ha dirigido el maestro Luis Izquierdo después de haberlo hecho ininterrumpidamente desde 1964. La segunda, la novedosa e historicista versión -muy distinta a la tradicional- que ofreció anoche Francisco Javier Gutiérrez, director titular de nuestra Banda Sinfónica Municipal, al que se le confió este año la dirección del concierto. Y la tercera, la presentación el pasado martes de la primera grabación en soporte digital del Miserere, con nuestra ROSS y grandes solistas dirigidos por el propio Izquierdo, editada por el legendario sello discográfico Deutsche Grammophon. Los aficionados ya pueden escucharlo en sus hogares. Era un viejo sueño que ahora han visto cumplido.

Un buen año, pues, para los defensores de la partitura de don Hilarión. Pero no siempre fue así, ya que el Miserere también fue objeto de polémica, de debate y hasta de suspensión. El ataque más furibundo contra la obra tendría lugar durante el pontificado en la mitra hispalense (1937-1957) del cardenal don Pedro Segura y Sáenz, uno de los periodos más integristas e interesantes de estudiar de la Iglesia Sevillana, marcado por el lema "prohibido todo" a pesar de la mantenida actitud antifranquista que siempre mantuvo el prelado burgalés por razones que ahora sería largo de explicar. Segura aprobó en febrero de 1945 una Instrucción Pastoral sobre Música Sagrada en virtud de la cual se prohibía la interpretación del Miserere por ser una música de aires profanos muy alejada del espíritu penitencial de la Semana Santa. Lo hizo después de consultar con el Cabildo Catedralicio y con destacados expertos con objeto de dar cumplimiento a un Motu Propio de San Pío X del año 1903. La norma pontificia no había sido cumplida al pie de la letra por sus antecesores en la Sede Hispalense: los cardenales Spínola, Almaraz e Ilundain. Pero sí lo hizo Segura al vincular su decisión al dictamen de los expertos consultados. No fue él propiamente quien lo prohibió, pero sí promovió indirectamente la prohibición. Entre los pareceres contrarios recibidos estaban los del gran compositor catalán Felipe Pedrell y los musicólogos adictos al nuevo régimen franquista P. Otaño (autor de la actual instrumentación de nuestro Himno Nacional) y P. Donosti. Pero también opinó desfavorablemente -y ello resulta menos explicable- don Manuel de Falla, que había asistido a una interpretación de la obra en la Catedral en 1921, y el P. Norberto Almandoz.

Sería precisamente el propio Almandoz, junto con don Pedro Braña y don Pedro de Castro García, uno de los promotores en la recuperación del Miserere a raíz de que el aragonés don José María Bueno Monreal relevara en 1956 al cardenal Segura, todavía en vida de éste, en la sede hispalense. De nuevo volvió a escucharse en 1956 en Sevilla el Miserere, no ya como pieza litúrgica, sino como concierto sacro que se interpretó en los años sucesivos en distintos recintos y teatros de la ciudad para, finalmente, volver de nuevo en 1970 a la Catedral. Hasta hoy. Tampoco este año -aunque llegó a temerse- se rompió el rito.

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