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El Centro pierde 500 plazas para aparcar en una década

La zona norte del Casco Antiguo pierde sitios constantemente, las obras de la Alameda contagian a otras vías cercanas y los pivotes se convierten en los nuevos vecinos.

el 01 ago 2010 / 18:26 h.

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Todo el lateral de la calle Macarena, junto a la muralla, ha ganado acera en detrimento de las plazas de aparcamiento.

Es la otra cara de la peatonalización, y al fin y al cabo es lo que se busca: en todo el casco antiguo de Sevilla el peatón le está ganando espacio al coche, pero esto conlleva también una pérdida de zonas de aparcamiento que ya no es tan popular. De hecho, en la última década la parte norte del casco antiguo ha perdido unas 500 plazas de aparcamiento en superficie merced a obras de reurbanización en una decena de vías que han convertido estacionar en el Centro en una odisea mayor de lo que era, incluso para los residentes, tanto porque adquirir una plaza de garaje (a una media de 60.000 euros) es casi como comprarse una VPO en otro barrio, como porque en alquiler hay pocas y todavía se espera la inauguración de parkings públicos como el de San Luis.

Son cambios en una serie de calles en el triángulo entre la Alameda de Hércules, San Luis y Feria, que al calor de la completa remodelación del bulevar -que perdió más de 250 plazas de aparcamiento teniendo en cuenta sus perpendiculares- se están llenando de pivotes y pequeños naranjos, la última Aniceto Sáenz, y el año pasado, con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (FEIL), Peris Mencheta, cuando se acababa de estrenar una remozada plaza del Pumarejo también libre de coches.

El mayor cambio de cara es el de la Alameda de Hércules, que el 20 de diciembre de 2008 vivió su puesta de largo como un amplio bulevar, sin el tradicional albero y con un carril por sentido para el tránsito para vehículos, pero con restricciones. Y si uno entra, no queda otra que seguir adelante o salir por una de sus calles laterales. Antes de la transformación era posible estacionar en ambos sentidos, pudiendo albergar hasta 200 vehículos, y en torno a medio centenar en las vías aledañas. Otro punto de reunión para compartir charlas y cervezas es el Pumarejo. Los pivotes rodean la plaza y las aceras donde antes había coches. Sólo queda un pequeño espacio al salir de Fray Diego de Cádiz para carga y descarga.

Ensanchamiento de aceras y colocación masiva de pivotes y bolardos eliminan considerablemente la opción de poder estacionar en el Centro. Tras la Alameda de Hércules, la calle Macarena, justo detrás del largo amurallado, es la que más sitios para aparcar perdió. Si antes se podía aparcar a ambos lados, uno quedó vetado por un ancho acerado, reduciendo en un centenar los aparcamientos para permitir un acerado de dos cuartas que sirve para disuadir a los amigos de invadir el espacio del peatón con el coche.

Y es que no es de extrañar ver cómo muchos vehículos invaden espacios no habilitados para aparcar, o cómo se recurre a la doble fila de manera masiva en la única calle del entorno que lo permite por su anchura: Feria, donde sólo se sabe que tiene dos carriles en un buen tramo cuando es agosto.

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