José Miguel debe tener entre tres y cuatro años y una cara de travieso que le delata. Ayer salía de nazareno en la cofradía de su barrio y él, abandonando capa y capirote desde incluso antes de que saliera la Cruz de Guía, contemplaba la salida a los hombros de su padre. Se han colado en el corralito que la hermandad dispone para que los costaleros de relevo vean la salida y con ellos están la abuela, la madre y la hermana, que aún conserva la capa. Sin noticias del capirote.
Tras varias reprimendas del padre, José Miguel queda por fin petrificado cuando sobre las 12 del mediodía un hombre muere ante él. El Cristo del Desamparo y Abandono toma las calles del Cerro del Águila y sorprende a su barrio con un monte de lirios morados que es la primera vez que se puede contemplar sobre su paso actual, que ayer estrenó unos apliques de plata en los candelabros que le dan más prestancia si cabe. Los hermanos antiguos como Óscar Portillo, hoy costalero del Cristo, recuerdan un monte similar en los años en los que la cofradía salió de la parroquia de San Sebastián del Porvenir, con el paso antiguo.
La Banda del Sol, esta vez sí con las plumas debido a la bonanza del tiempo, interpreta por cuarto año tras la Marcha Real la clásica Virgen de la Paloma, dedicada a la hija del hermano mayor Adolfo López, que nació poco antes de que la formación musical se estrenara en el desafortunado, por la lluvia, 2007 tras el misterio del Cerro. El paso ya está en la calle Virgen de los Dolores y Paco Reguera llama a su cuadrilla. La consigna es clara, "el Cerro sigue andando", frase que resume el espléndido trabajo que realizan los costaleros del Cerro para que la cofradía llegue año tras año al centro de la ciudad. Mientras, suena Cristo del Cerro, la música que mejor evoca al misterio presidido por el enorme crucificado de Ocampo.
LA VIRGEN GANA AL BARRIO. Al salir el primer paso, el sentir de los vecinos se revoluciona ante la inminencia de la salida de la Virgen de los Dolores, "la reina del Barrio" según José Manuel Infante, antiguo miembro de la junta de gobierno. Como es habitual, a los sones del himno andaluz le sigue el nacional y tras él suena Coronación de Marvizón, que hace que el Cerro estalle de júbilo ante la salida de su referente devocional.
La Virgen colma de esperanza a sus vecinos cuando encara Afán de Ribera y comienza su conquista anual de Sevilla. Iniciando su itinerario con el calor de un barrio que vive el Martes Santo como su fiesta, la larguísima estación de penitencia se hace mucho más llevadera.
