Cultura

El Cid borda el torero pero pierde la oreja

El torero de Salteras, que dio la vuelta al ruedo tras pasaportar al exigente segundo, con el que el torero anduvo a gran altura y firmó fases de mucho calado, reventó la plaza en el quinto, un animal de mucha clase al que El Cid cuajó con la mano zurda varias series monumentales, con la muleta a rastras, que levantaron al público de sus asientos.

el 15 sep 2009 / 04:53 h.

Manuel Jesús El Cid firmó una tarde verdaderamente importante y rotunda en la plaza de Las Ventas. El torero de Salteras, que dio la vuelta al ruedo tras pasaportar al exigente segundo, con el que el torero anduvo a gran altura y firmó fases de mucho calado, reventó la plaza en el quinto, un animal de mucha clase al que El Cid cuajó con la mano zurda varias series monumentales, con la muleta a rastras, que levantaron al público de sus asientos.

Toreo caro el del sevillano en una faena basada en el pitón izquierdo donde cuajó extraordinarios muletazos al natural. Con la plaza entregada al toreo de Cid, el de Salteras volvió a pinchar la salida a hombros en Madrid, como le ha ocurrido ya varias veces en esta plaza.

A manos de El Cid fue a parar el mejor lote de toda la corrida de El Pilar. Su primero fue un animal bien presentado, encastado, que empujó en el caballo y que acudió de largo en la faena de muleta. El trasteo del de Salteras tuvo altibajos. Lo mejor fue en las dos primeras tandas, en las que cogió muy pronto la distancia al de Moisés Fraile. A partir de ahí, El Cid se amontonó y la faena bajó de tono, especialmente al natural, según informa la web www.burladero.es.

El pitón izquierdo era el peor del toro y El Cid volvió a cambiar al derecho, aunque citando en ocasiones al hilo y sin terminar de acoplarse. Mató de una estocada entera y le pidieron la oreja, que finalmente no fue concedida, por lo que dio una vuelta al ruedo.

Sin embargo, el sevillano estuvo mucho mejor con el quinto, un gran toro de El Pilar, con mucho poder. El sevillano comenzó su labor en los medios, citando al animal de lejos para dar, sobre todo, tres sensacionales tandas, dos por el pitón izquierdo y una más por el derecho.

Al principio el toro se abría mucho en la muleta pero el sevillano consiguió dar larguísimos, templados y profundos muletazos por ambos pitones. Sin embargo, esas tandas sensacionales se intercalaron con otras en las que no terminó de coger el aire a la buena embestida del de El Pilar, que le pilló desprevenido. Cuando la faena bajaba de intensidad, El Cid dio otra gran serie. Tenía la Puerta Grande en su mano, pero falló reiteradamente con la espada.

Por su parte, Juan Bautista tuvo opción con el que abrió plaza y el cuarto fue un toro noble de inicio, pero que se vino a menos y la faena también. Alejandro Talavante, finalmente, no se entendió con un animal manejable aunque algo desclasado lidiado en tercer lugar. En su segundo turno se encontró con un toro manejable que pidió distancia y al que se la dio por momentos pero sin ofrecer brillantez.

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