Cofradías

El Cristo de la Corona, por la 'puerta grande'

La hermandad del Viernes de Vísperas se estrena saliendo por Palos, ya que el pórtico del Perdón está en obras

el 22 mar 2013 / 22:29 h.

El Cristo de la Corona, este viernes. El Cristo de la Corona, este viernes. A pesar de que la previsión meteorológica había descartado lluvia, más de un hermano del Cristo de la Corona miraba receloso hacia el encapotado cielo antes de acceder al templo catedralicio, blindado hoy a visitas ajenas al rito cofrade. Ver entrar en chubasquero al concejal de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, tampoco dio tranquilidad a los que desde dentro esperaban noticias climatológicas del exterior. Más de uno buscó madera a la que encomendarse. No a la del paso, que este año luce más vistoso, después de un nuevo avance en la labor de talla, ni a la de las cruces de los penitentes, también de estreno. Poco a poco, la Parroquia del Sagrario fue vistiéndose de ruán morado, a medida que aparecían los 81 nazarenos que cumplen estación de penitencia este año, los costaleros, los acólitos y la docena de inquietos niños, nerviosos monaguillos en su mayoría, que incordiaron con sus gritos y peleas hasta el último minuto de la salida. Al margen del alboroto de los pequeños, a los que algunos padres (no todos) trataban de explicarles que acompañar a un Cristo no era una excursión escolar, había júbilo en la hermandad. Este año, por primera vez, iniciaría su recorrido saliendo por la Puerta de Palos de la Catedral, pórtico reservado a las hermandades de la Carrera Oficial, ya que el del Perdón se encuentra sometida a un proceso de restauración. "Es una alternativa muy especial para nosotros. Nos sentimos alegres de que el Cabildo nos haya brindado esta oportunidad y lo afrontamos como una ocasión extraordinaria", explicaba a El Correo momentos antes de la salida el hermano mayor, Alejandro Mateo, que se estrena en el cargo esta Semana Santa, en sustitución de su padre. A medida que se acercaba (y sobrepasaba) la hora de salida (20.30 horas), algo se agitaba en el templo. Desde las tribunas de la majestuosa capilla, las colosales esculturas de los padres de la Iglesia y los evangelistas, talladas por José Arce, contemplaban entre penumbras cómo formaban nazarenos y hermanos, desfilando hacia el Patio de los Naranjos mientras su Cristo, talla anónima del último cuarto del XVI, arropada por lirios morados y mecido entre sobrios sones polifónicos, se dirigía por las naves interiores hacia a la Puerta de Palos. A la salida, una encendida marea humana, iluminada por de pantallas LED y videocámaras, aguardaba esta histórica estampa, la insólita salida por la Plaza Virgen de los Reyes. El cielo, ya completamente despejado, auguraba una estación de penitencia tranquila, y un apacible sábado de vísperas. El Cristo de la Corona recorrerá Placentines, Francos, Chapineros... prácticamente todo el centro antes de regresar, pasada la medianoche, a la Puerta de Palos, y finalmente la Parroquia del Sagrario, donde sus hermanos podrán decir tranquilamente que se han quitado la espinita del lluvioso año pasado, en el que no pudieron hacer su estación de penitencia.

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