Cofradías

El Cristo del Gólgota

El día 13 se presenta en Córdoba el crucificado sindónico de Miñarro

el 05 mar 2010 / 20:05 h.

Si alguna vez se demostrara científicamente que el hombre de la Síndone era Jesús de Nazaret, las generaciones venideras tendrían que viajar a Córdoba para comprobar cómo murió Cristo en la cruz. Los estudios de la Sábana Santa que realiza Juan Manuel Miñarro desde 2002 han creado una imagen que no dejará indiferente a nadie. El próximo 13 de marzo se bendice en Córdoba el Santo Cristo de la Universidad, "un compendio de todo lo relacionado con la Sábana Santa, tanto directa como indirectamente", asegura su autor.

 

Los conocimientos que ha adquirido Miñarro -lleva desde 2006 integrado en un equipo multidisciplinar- hace que más que una imagen, la hermandad Universitaria cordobesa cuente con un estudio del hombre de la Síndone. En la portentosa imagen, llama poderosamente la atención el tratamiento de la sangre, que no sólo sorprenderá por su abundancia sino también por su composición. "He recibido la colaboración del doctor Antonio Petit, que me ha ayudado a entender la sangre, el comportamiento de los tejidos, la coagulación, la viscosidad, el color y la representación del suero sanguíneo. Hemos desarrollado una técnica de policromar nueva en la que hemos usado metacrilato líquido, xileno, un gel coleidal, óleos y laca roja oscura", explica el profesor Miñarro.

HERIDAS IDÉNTICAS. El imaginero ha representado todas las heridas que aparecen en la Síndone de idéntica manera. Llama la atención la del costado, y es que para conseguirla se programó una caída controlada. Gracias a la aportación del Sudario de Oviedo, el rostro es "lo más exacto", asevera.

El trabajo es tan meticuloso que incluso se ha ensayado la postura del hombre en la cruz con cadáveres sintéticos. "Hemos usado un modelo para ver cómo se comporta un cuerpo sujetado con clavos en manos y pies, y cuando no hay vida pasa esto. El pie izquierdo rota sobre el clavo y el cuerpo tiende hacia adelante. El ángulo de la pierna es de 110 grados y el de los brazos de 65 con respecto a la cruz, algo que sabemos gracias a los regueros de sangre de los brazos que hay en la Síndone", comenta.

El resto de los elementos del crucificado responden también a datos, trabajos y documentos históricos. La cruz, basada en estudios arqueológicos como los de la reliquia de la de San Dimas, es de lo más insólita, siendo arbórea en su palo vertical y plano el patibulum, contando con una pequeña peana. "Si pensamos que el hombre de la Sábana es Jesús de Nazaret, le pusieron un supedáneo. Teniendo en cuenta el martirio y la forma de colgarle, si le hubieran crucificado sin él no habría sido capaz de hablar, y los evangelistas cuentan que pronunció siete frases con voz fuerte y clara".

Por su parte, el titulus crucis está basado en una reliquia guardada en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalem de Roma. "J. Marini lo estudió en 1897 y le sorprendió el latín y el griego escrito de derecha a izquierda como el arameo. Estudió el tipo de letra, la paleografía y le resultó compatible con la escritura del siglo I. Además, sólo se han encontrado inscripciones en latín de este tipo en Judea. El término Nazarenvs tiene una falta de ortografía, aparece Nazarinvs, lo que hace pensar que es una transcripción de una palabra hebrea y que le da un valor de individualización extraordinaria", explica un Juan Manuel Miñarro que se ha ceñido a los estudios sobre la Síndone para crear un Cristo único.

"HABRÁ A QUIEN LE ESPANTE". La idea de tallar un Cristo sindónico partió de la hermandad Universitaria al contemplar en 2002 la exposición El hombre de la Síndone, que Miñarro organizó en el pueblo cordobés de Cabra.

No preocupa al artista la reacción de la gente ante una imagen diferente. "Tendrán que empezar a acostumbrarse, creo que es necesario que al devoto de hoy se le ofrezca una visión realista de la pasión. No es exagerada la sangre, en la Síndone hay un maltrato y un martirio extraordinario", comenta un Miñarro que asegura que "habrá personas a las que le espante tanta sangre si se acercan a la imagen sin una base de conocimiento".

El profesor, que asegura que no hará otro crucificado sindónico porque le quitaría valor a su obra, predice que "con el paso del tiempo se va a convertir en un icono que va a ser visitado, ya sea por curiosidad, por morbo o por estudios. El contenido devocional lo tiene, de alguna manera, que llegar a transmitir".


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