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«El cuerpo de la mujer en el Congo es un campo de batalla»

Esta periodista congoleña -amenazada de muerte- relató su experiencia como profesional comprometida con la libertad de expresión, la mujer y los derechos humanos en un encuentro en la Asociación de la Prensa de Cádiz.

el 12 mar 2010 / 19:34 h.

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Caddy Adzuba explica cómo es ser periodista y mujer en el Congo, un país golpeado por la guerra y la corrupción.
-Usted ha denunciado en repetidas ocasiones la situación de la mujer en el Congo. ¿Cuáles son sus principales problemas?
-Son muchos. El más grave, el más urgente, es la violencia. Su cuerpo es tomado como un campo de batalla.


-¿Y las principales violaciones de Derechos Humanos?
-Todas las que se pueden imaginar, es difícil hacer una numeración. Todas las libertades fundamentales del hombre son violadas. Desde el primer derecho, que es vivir.


-¿Cuál es la situación real de los congoleños?
-La situación más dura la viven los ciudadanos del este de la República Democrática del Congo, donde se concentran los rebeldes. La población es su diana. Están en una situación insostenible: lo que hacen es sobrevivir. Se levantan sin saber si llegarán al mediodía, si llegarán a la noche. Cuando cae es todavía peor. Muchas veces tienen que dormir en la selva, que les resulta en ocasiones más segura que sus casas. Si se levantan al día siguiente lo ven como un alivio.


-¿Qué futuro espera a las niñas del Congo?
-Espero que un futuro en el que no falte atención y responsabilidad para con ellas. El Gobierno tiene que protegerlas y permitir que vivan libres. En general, el Gobierno actual tiene que proteger a su población, que es lo primero que hay que demandarle a cualquier gobierno, así como que ofrezca una garantía de paz. No son peticiones demasiado difíciles. Luego tendría que reparar a las víctimas.


-Y en cuánto a ser periodista, ¿cómo se supera la falta de libertad para ejercer su profesión?
-Tenemos cierta confianza en que las diferentes declaraciones y convenciones en pro de la libertad de prensa pongan las cosas en su sitio y el Gobierno asuma el compromiso de respetarla porque los medios de comunicación en el Congo están asumiendo un importantísimo papel. De un lado, como catalizadores de los conflictos, animando a la mesa de negociación de los rebeldes y el Gobierno. Por otro, como demandantes continuos de la propia libertad de prensa abogando por el derecho del hombre a estar informado y a informar.


-Se habla de que usted practica un "periodismo ético". ¿Cómo beneficia a un país con las características del Congo contar con profesionales solventes?
-Parto del principio básico del periodismo: la información es necesaria, imprescindible, y más en un país que vive en guerra, que necesita la paz y desarrollarse. La información es realmente importante para la vida diaria de los congoleños, porque una población mal informada es un peligro ya que da lugar al rumor y a los conflictos que pueden surgir del desconocimiento. Así, con la información a mano, la población puede pedir cuentas al Gobierno y a las fuerzas extranjeras que combaten en el país. Además hay que tener en cuenta que, a pesar de que en el Congo el porcentaje de analfabetismo ronda el 70%, sus habitantes están muy atentos a los medios.


-¿Tiene alguna esperanza en las denuncias presentadas en la Corte Penal Internacional por las violaciones de derechos humanos?
-Y no sólo yo, la mayoría de los congoleños no vivimos más que de esa esperanza de que un día el Congo esté en paz, sin necesidad de recurrir nunca más a las armas. La esperanza nos da coraje y fuerza. Pero pensamos que no vale sólo con la nuestra, sino que es precisa la fuerza de todos, y no sólo de quienes son responsables del conflicto. Será posible hallar soluciones, pero hay que contar con la ayuda de otros países, de las empresas multinacionales y la comunidad internacional, por supuesto.


-¿Qué le pide entonces?
-Que nos ayude a respirar, que permita al Congo vivir en paz. Es así de simple. Ellos saben cómo se hace, qué hay que hacer. Nosotros no nos cansaremos de decir que queremos esa paz, que queremos vivir en un país libre, donde podamos pasear sin problemas, sin miedo, las 24 horas del día. El problema es que hay muchos intereses económicos que frenan las actuaciones. Así sólo pedimos que la comunidad internacional presione contra estos intereses y actúe.

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