Sencillo y emotivo, como ya adelantó José María del Nido, fue el homenaje que brindaron ayer el club y la afición sevillista a Javi Navarro. Seis trofeos, las reproducciones de las cinco copas que ha levantado el capitán sevillista más el balón que acredita al equipo nervionense como mejor del mundo en los años 2006 y 2007, esperaban en el terreno de juego al central valenciano junto a seis niños vestidos con las camisetas del Sevilla en cada final, con el 2 a la espalda. Al mismo tiempo, un vídeo del levantino en los videomarcadores, con el lema "No es un adiós, es un hasta luego. Gracias capitán".
Salió entonces Javi Navarro del pasillo de vestuarios acompañado de José María del Nido. Ambos se dirigieron al centro del campo, donde ya esperaba el once sevillista. Allí, entre una atronadora ovación de todo el Sánchez Pizjuán, el presidente le impuso la insignia del club. Varios minutos duró la ovación de la grada, acompañada del grito de guerra "Javi Navarro es nuestro líder" y de una pancarta de los Biris ("Gracias"). Tal manifestación, sentida y emotiva como pocas, arrancó las lágrimas de Javi Navarro, las que pudo contener el martes en su adiós pero no ayer ante los suyos. "Ha sido tremendo, tremendo", comentó.
