Cultura

El flamenco iluminó el castillo

Alcalá de Guadaíra ha vivido un fin de semana de altura flamenca, con la celebración de sus dos festivales: el viernes, la tercera edición del que lleva el nombre de Manolito de María, dedicado a los aficionados y nuevos valores; y el sábado, el de Joaquín el de la Paula, protagonizado por destacadas figuras. Foto: Javier Cuesta.

el 15 sep 2009 / 07:09 h.

Alcalá de Guadaíra ha vivido un fin de semana de altura flamenca, con la celebración de sus dos festivales: el viernes, la tercera edición del que lleva el nombre de Manolito de María, dedicado a los aficionados y nuevos valores; y el sábado, el de Joaquín el de la Paula, protagonizado por destacadas figuras.

Los dos festivales se han celebrado en el Castillo de Alcalá, el mejor marco de cuantos escenarios se puedan ver a lo largo del verano. 2.400 personas han pasado entre los dos festivales, lo que supone un éxito para la organización.

Este año, además, el Ayuntamiento ha corregido los graves errores de ediciones anteriores, por lo que hay que felicitar a su concejal Enrique Pavón, responsable del festival y un hombre que aceptó las duras críticas del pasado año como acicate para hacer las cosas mejor en esta edición. Esta actitud debería servir de ejemplo para otros pueblos donde, por ejercer el legítimo derecho de la crítica, se nos ha vilipendiado de forma indigna.

La noche del viernes fue una delicia porque los aficionados demostraron que algunas figuras sólo acuden a los festivales a llevárselo calentito. Son aficionados de cierto prestigio que, como Mario y Agustín de Alcalá o Jesús Ponce, conocen el cante.

En casos como el de Niño Canito, es más que conocer el paño: este cantaor tiene calidad más que suficiente como para estar con las figuras. Su garganta es un piano bien afinado y dejó unos caracoles y unas malagueñas de inmejorable factura.

Hay que destacar también la pujanza de la jerezana Sara Salado, los buenos toques de Juan Manuel Flores y Niño Elías y, sobre todo, el exquisito baile de la paradeña Eli Parrilla, una buena bailaora que debería estar en los mejores festivales de verano, porque conserva la esencia del baile más genuino.

No la pierdan de vista.

En la gran noche del Festival Joaquín el de la Paula, el sábado, el protagonista fue don Manuel Morao, veterano guitarrista de Jerez que recibió un homenaje por una trayectoria impecable de flamenco y andaluz comprometido con su pueblo y su cultura.

En la parte musical hubo un triunfador absoluto, el onubense Arcángel, que levantó varias veces al público con una actuación entregada y, en algunos cantes, como las alegrías, las seguiriyas y los fandangos de Huelva y Caracol, de una calidad incuestionable. No podemos decir lo mismo de la otra figura de la noche, Mercé, que realizó una faena de aliño.

Sorprendió Nano de Jerez porque, con una afonía tremenda al hablar, cuando cantó dominó la voz y deleitó al público con unas enjundiosas soleares y unas simpáticas bulerías, perfectamente conducidas por el Niño Elías, una guitarra de oro puro. La actuación de La Susi, aunque entregada, defraudó a los más exigentes. Debería haber salido antes al escenario, pero las figuras imponen su fuerza en el orden de actuaciones, y ella pagó el pato. Es una artista que merece más oportunidades.

Tuvo también su oportunidad el mairenero Manuel Castulo, ganador del concurso de la Peña La Soleá, y cerraron la noche El Mistela y David Pérez, bailaores de corte clásico. A las tres de la madrugada, el castillo se quedó vacío. Y se nos ocurrió esta letra por soleá: Al castillo yo subí/ a buscar la luz del alba/ y me encontré con Joaquín/ con Joaquín el de la Paula.

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