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"El flamenco se percibe fuera como una actividad muy subvencionada"

Es socia de La Ofisina, firma con sede en Triana de contratación de artistas flamencos, que insta a solventar el punto débil de la región: no se sabe vender.

el 28 may 2011 / 19:22 h.

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María Berro en las instalaciones de la cooperativa La Ofisina, dedicada a la contratación de artistas flamencos.

¿Qué tiene en común la organización de eventos como la primera maratón Ciudad de Sevilla o la Bienal de Flamenco del 92? Pues que detrás estuvo la figura de María Berro, que empezó en el deporte como entrenadora de atletismo y profesora de Educación Física, y que se pasó al mundo de la cultura, dejando atrás un puesto fijo en el Ayuntamiento porque "la Administración es lenta para introducir cambios y yo tenía prisa".

-La Ofisina, un nombre muy andaluz para una empresa...
-Al artista, por regla general, nunca le he escuchado decir el nombre de la empresa que gestionaba sus asuntos; decían que iban a la oficina. Yo soy de Triana y por qué no usar nuestra forma de hablar. Además, cuando pones un nombre especial a la gente no se le olvida.


-¿Cómo se les ocurre poner en marcha este negocio?
-Arranca en 2005, tras estar diez años trabajando en la provincia de Cádiz en otro sector. Me contrató una empresa de flamenco -yo había trabajado antes en el sector, pero es muy inestable- y cuando vi lo poco que había avanzado, decidí montar mi propio negocio junto a otras socias, que han ido cambiando. Ahora somos tres.

-Está especializada en la contratación y distribución de artistas y espectáculos flamencos. ¿Cómo marcha esta industria en Andalucía?
-Comunidades como Madrid, Cataluña y el País Vasco nos dan tres vueltas. Nosotros producimos muchas cosas y tenemos una materia prima increíble igual que arte, pero no lo sabemos comercializar, no lo vendemos. Eso también pasa con el flamenco. Andalucía siempre ha ido por detrás. Ahora estamos en intentar ser lo que no somos. Queremos ser como Alemania, líderes en I+D+I.

-¿Y por qué se decantó por el modelo de cooperativa?
-La cooperativa es la única estructura que te permite estar dado de alta en el régimen general siendo socio. Ésa es la principal ventaja desde el punto de vista económico. Hacia el año 86-87 monté una empresa, estuve de autónoma y ves cómo a los empleados les queda el paro y a mí no. No tenía derecho a nada. Además, con esta fórmula se implica mucho a los socios.

-¿Qué objetivos se marcan?
-Queremos conseguir establecer una gira con el tiempo suficiente para saber que tenemos el trabajo garantizado a un año vista fuera de España. Nos está costando porque hay que invertir tiempo y dinero y aprender cómo funciona el mercado. Es decir, cerrar giras a artistas de flamenco, basándonos en su nombre, para ver dónde encajan mejor más allá del concepto general de flamenco.

-¿Cómo se sitúa la marca flamenco fuera de España?
-Está muy vinculada a una actividad que está subvencionada, que no se mueve sin un gran apoyo económico e institucional detrás. El año pasado en Miami cuando les mostramos el precio de lo que costaba nos contestaron que eso lo pagaba la Junta. Lo que queremos es que el público conozca al artista y entonces quiera ir a verlo.

-Parece un camino bastante complicado...
-Estamos aprendiendo. Es complicado porque somos muchas empresas y muy pequeñas, es un sector muy atomizado. No somos capaces de asumir el volumen que supone una gira y también es difícil que el artista trabaje en exclusiva. Tenemos que inventar nuestro trabajo, coger un espacio e ir a riesgo y a taquilla, aunque eso requerirá un tiempo de evolución grande.

-¿Qué papel juega la Administración en la industria cultural, sobre todo, del flamenco?
-La promoción que hace la Administración de las actividades culturales mata la promoción privada. No puedo poner lo que vale un artista si a la semana siguiente actúa gratis en un pueblo. Esta crisis es buena por eso, porque hay que recortar en cultura como en tantas otras cosas. La gente paga por un partido de fútbol, por salir en una cofradía o tener una caseta de feria sin pedir una subvención. Pues lo mismo con la entrada a un teatro. Eso está cambiando, aunque no paga el precio total de lo que se desarrolla en un escenario. Por otro lado, las ayudas al tejido profesional al teatro y al flamenco en los últimos tres años explican por qué se consolidan más ciertas facetas de la cultura.

-¿Hay problemas de cobro cuando se trabaja para la Administración?
-Cuando te contratan tienes que cobrar a los cinco o seis meses. Es un problema de inercia, de estar acostumbrado a financiar las actividades. Eso sólo para los artistas locales, si son de fuera pagan el 50% a la firma del contrato y el resto el día antes de la actuación. Nuestro problema es que hemos tenido un cliente único, la Administración, durante mucho tiempo.

-¿Quiénes componen vuestra cartera de clientes?
-Este año nos estamos preparando para ir a EEUU y ya hemos conseguido cerrar con Varuma Teatro, que hacen flamenco-circo, Manolo Sanlúcar, Diego Guerrero, Antonio Canales para el espectáculo Mano a Mano, Tomasito, Juan Diego Mateos, El Mistela y la Agencia de Flamenco para distribuir un espectáculo.

-Ha nombrado EEUU. ¿Cómo está el mercado japonés?
-Hacemos algunos trabajos allí porque una de las socias fundadoras, que ya no está, era japonesa. En Japón hubo un momento en el que los artistas se iban seis meses, volvían y se compraban un piso. Se pagaba bien, pero los cachés crecieron de forma desorbitada y a la gente no le interesa ir para trabajar cinco días a la semana en un tablao por ese dinero. Aparte, todo se decanta hacia la gran figura, que es garantía de calidad y éxito, y después está la gente joven que tiene valía y arriesga. Pero en medio hay una gama de artistas que no son tan conocidos pero han dejado de ser esos jóvenes ilusionados y tienen cargas familiares, con lo que son caros para lo conocidos que son. Aquí hay quien hace un espectáculo y quiere montar ya su propia compañía.

-¿Qué le parece que el flamenco se incorpore como asignatura en los conservatorios?
-Está mal que donde se imparta música no se imparta una carrera del flamenco, aunque sin desgajarlo de lo que es: música, cante, danza y artes escénicas.

-¿Su próximo proyecto?
-Estamos preparando una actividad para que las personas que están aquí estudiando flamenco puedan bailar un día a la semana. Es una iniciativa que pondremos en marcha a partir del primer martes de junio en la sala Malandar. Pagarán su entrada y contarán con un grupo de cantaores, guitarristas y palmeros para bailar. A quien le interese puede contactar con nosotros en www.laofisina.com.

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