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El futuro de España según Rajoy

El presidente del PP, Mariano Rajoy, acudió ayer a Sevilla con la intención de mostrar su proyecto de España. El líder popular no se salió del guión previsto, con críticas al Gobierno incluso en materia antiterrorista, en la que había un pacto no escrito de unidad. Foto: Javier Díaz.

el 14 sep 2009 / 21:22 h.

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El presidente del PP, Mariano Rajoy, acudió ayer a Sevilla con la intención de mostrar su proyecto de España. El líder popular no se salió del guión previsto, con críticas al Gobierno incluso en materia antiterrorista, en la que había un pacto no escrito de unidad.

Rajoy llegó al Hotel Alfonso XIII de la capital hispalense arropado por el que fuera su compañero en el Gobierno de Aznar, el ex ministro de Trabajo Javier Arenas y gran parte de la cúpula del PP andaluz. Nada más tomar el atril del Foro ABC, patrocinado por Unicaja y Deloitte, Rajoy se dispuso a desgranar el presente y dibujar el futuro de España. Pero para ello no varió ni una letra de su discurso de siempre y, para ello, tuvo que profundizar en el gran caballo de batalla del PP: el debate político sobre la negociación con ETA.

Lejos de distanciarse del discurso de la dirección del PP nacional, Rajoy tomó la cabeza en las críticas a la lucha antiterrorista, pese a las peticiones del Gobierno de evitar el juego electoral con ETA. Si bien en principio sólo culpó al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, de la ruptura del Pacto Antiterrorista -algo que ya formuló en ocasiones pasadas-, su discurso adoptó al final la misma dureza que 24 horas antes mostró el ex presidente José María Aznar. "Más que pensar que Zapatero volverá a negociar con ETA -como indicó Aznar-, sólo constato un hecho objetivo, ya que todavía no ha dicho que no vaya a negociar", indicó.

Ilegalización tarde. El terrorismo estuvo siempre presente en el discurso de Rajoy, que renovó su petición de ilegalización de ANV y el Partido Comunista de las Tierras Vascas, algo que, de producirse antes de final de año, "llegaría tarde, porque se debería haber producido en las pasadas elecciones municipales". Su crítica llegó hasta la manifestación por el atentado contra los guardias civiles en Francia, ya que llegó a indicar que la poca asistencia al acto se debió "a la desconfianza en la voluntad real del Gobierno de cambiar su política antiterrorista".

Pero, además de señalar con dedo acusador al Gobierno por su gestión en la legislatura, Rajoy se enfrascó en el mundo de las propuestas y desgranó, como un acto más de campaña, su propuesta de futuro para España en caso de ganar las elecciones. En este sentido, contrapuso el actual modelo de Estado con el suyo, que aspira a "lograr cuatro grandes acuerdos nacionales con la oposición", que será "a la primera que llamará" -en alusión al PSOE- al ganar las elecciones. Estos pilares pasan por derrotar a ETA, aunar criterios en política exterior, consolidar el sistema de pensiones y sanitario y diseñar una "España para todos los españoles".

En este último punto, Rajoy precisó que un acuerdo entre un partido nacional y uno nacionalista no responde a un consenso entre la mayoría de españoles. Por ello, reiteró la puesta en marcha de su plan de reforma constitucional, que se ejecutaría "sin referéndum" y que establecería fijar las competencias del Estado y "constitucionalizar" el consenso, al requerir el apoyo de dos tercios del Congreso para la aprobación de las reformas estatutarias y los grandes temas de Estado. Es decir, sólo saldrían adelante con el voto a favor de los dos partidos mayoritarios.

Economía. El líder del PP también se sostuvo en las promesas que afectan principalmente al bolsillo de los españoles. Rajoy manifestó que el "fracaso" de la política económica del PSOE se materializó, a su entender, con el veto a los Presupuestos Generales del Estado en el Senado.

En este sentido, el presidente del PP se mostró por la labor de "prorrogar" los presupuestos a aprobarlos, al ver que "son lesivos para los intereses de los españoles", ya que "el gasto social es mayor al de la economía". Por contra, apeló nuevamente a su reforma fiscal, que no sólo afectará al IRPF, sino también al impuesto sobre Sociedades y al de Patrimonio, que será eliminado.

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